jueves, 29 de octubre de 2015

¿POR QUÉ GRITAN LAS PERSONAS?

 
Un dia Meher Baba preguntó a sus mandalies lo siguiente: ¿por qué las personas se gritan cuando estan enojadas?
Los hombres pensaron unos momentos:
porque perdemos la calma <dijo uno>, por eso gritamos.
Pero ¿por qué gritar cuando la otra persona está a tu lado? preguntó Meher Baba; ¿No es posible hablarle en voz baja? ¿por qué gritas a una persona cuando estás enojado?. Los hombres dieron algunas otras respuestas pero ninguna de ellas satisfacía a Meher Baba.
Finalmente él explicó:
Cuando dos personas están enojadas, sus corazones se alejan mucho. Para cubrir esa distancia deben gritar, para poder escucharse. Mientras más enojados estén, más fuerte tendrán q gritar para escucharse uno a otro a través de esa gran distancia.
Luego Meher Baba preguntó:
¿Qué sucede cuando dos personas se enamoran?
Ellos no se gritan sino que se hablan suavemente… ¿Por qué? Porque sus corazones están muy cerca. La distancia entre ellos es muy pequeña. Meher Baba continuó: -Cuando se enamoran aún más ¿Qué sucede? No hablan, sólo susurran y se acercan mas en su amor. Finalmente no necesitan siquiera susurrar, sólo se miran y eso es todo.
Así es ¡cuán cerca están dos personas cuando se aman!
Luego Meher Baba dijo:
Cuando discutan no dejen que sus corazones se alejen, no digan palabras que los distancien más, llegará un día en que la distancia sea tanta que no encontrarán más el camino de regreso.

A UNA MADRE ES DIFÍCIL MENTIR.

 
Federico vivía, en un departamento con Carla.
Ante los ojos de la familia de Federico, Carla solo compartía departamento con Federico… Nadie podía comprobar otra cosa.
Un día, Federico invita a su madre a cenar una noche en su departamento de soltero.
Durante la cena la madre no pudo quitar su atención en lo hermosa que era Carla, la compañera de departamento de su hijo.
Durante mucho tiempo ella había tenido sospechas de que su hijo tenia relaciones con Carla y al verla, la sospecha no pudo sino acrecentarla. En el transcurso de la velada, mientras veía el modo en que los dos se comportaban, se pregunto si estarían acostándose.
Leyendo a su madre el pensamiento Federico le dijo: – “Mamá, sé lo que estas pensando, pero te aseguro que Carla y yo sólo somos compañeros de departamento”
Aproximadamente una semana después, Carla le comenta a Federico que desde el día en que su madre vino a cenar, no encontraba el cucharón grande de plata para servir la sopa.
Federico le dijo que, conociendo a su madre, dudaba que ella se lo hubiese llevado pero que le escribiría una nota, y que la dejaría en un lugar visible en la casa de su madre… en la puerta del refrigerador. Así que se sentó y escribió:
“Querida mama: No estoy diciendo que tú tomaras el cucharón de plata de servir salsas pero tampoco estoy diciendo que no lo hicieras, pero el hecho es que éste ha desaparecido desde que tu viniste a cenar a mi departamento. Con todo cariño, Federico.
“Unos días mas tarde, sobre su escritorio Federico encuentra una nota de su madre que decía:
“Querido hijo: No estoy diciéndote que te acuestas con Carla o que no te acuestas con Carla, pero el hecho es que si Carla se acostara en su propia cama, ya habría encontrado el cucharón de plata para servir sopa, que yo puse bajo sus sábanas. Con todo cariño, Mamá.” MORALEJA: “A mamá es difícil mentirle”

ZANAHORIA, HUEVO O CAFÉ.

 
El oro para ser purificado debe pasar por el fuego y el ser humano necesita pruebas para pulir su carácter. Pero lo más importante es; Cómo reaccionamos frente a las pruebas.
Una hija se quejaba a su padre acerca de su vida y cómo las cosas le resultaban tan difíciles. No sabía cómo hacer para seguir adelante y creía que se daría por vencida. Estaba cansada de luchar. Parecía que cuando solucionaba un problema, aparecía otro.
Su padre, un chef de cocina, la llevó a su lugar de trabajo. Allí llenó tres ollas con agua y las colocó sobre fuego fuerte. Pronto el agua de las tres ollas estaba hirviendo. En una colocó zanahorias, en otra colocó huevos y en la última colocó granos de café. Las dejó hervir sin decir palabra.
La hija esperó impacientemente, preguntándose qué estaría haciendo su padre.
A los veinte minutos el padre apagó el fuego. Sacó las zanahorias y las colocó en un bowl. Sacó los huevos y los colocó en otro bowl. Coló el café y lo puso en un tercer bowl. Mirando a su hija le dijo: “Querida, ¿qué ves?” “Zanahorias, huevos y café” fue su respuesta.
La hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias. Ella lo hizo y notó que estaban blandas. Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera. Luego de sacarle la cáscara, observó el huevo duro. Luego le pidió que probara el café. Ella sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma.
Humildemente la hija preguntó: “¿Qué significa esto, Padre?” El le explicó que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad: agua hirviendo, pero habían reaccionado en forma diferente. La zanahoria llegó al agua fuerte, dura. Pero después de pasar por el agua hirviendo se había vuelto débil, fácil de deshacer. El huevo había llegado al agua frágil. Su cáscara fina protegía su interior líquido. Pero después de estar en agua hirviendo, su interior se había endurecido. Los granos de café sin embargo eran únicos. Después de estar en agua hirviendo, habían cambiado al agua.
“¿Cual eres tú?”, le preguntó a su hija. “Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿cómo respondes?. ¿Eres una zanahoria, un huevo o un grano de café?”
¿Y cómo eres tú, amigo? ¿Eres una zanahoria que parece fuerte pero que cuando la adversidad y el dolor te tocan , te vuelves débil y pierdes tu fortaleza? Eres un huevo, que comienza con un corazón maleable? Poseías un espíritu fluido, pero después de una muerte, una separación, un divorcio o un despido te has vuelto duro y rígido? Por fuera te ves igual, pero ¿eres amargado y áspero, con un espíritu y un corazón endurecido? ¿O eres como un grano de café? El café cambia al agua hirviente, el elemento que le causa dolor. Cuando el agua llega al punto de ebullición el café alcanza su mejor sabor. Si eres como el grano de café, cuando las cosas se ponen peor, tú reaccionas mejor y haces que las cosas a tu alrededor mejoren. ¿Cómo manejas la adversidad? ¿Eres una zanahoria, un huevo o un grano de café?

Envejecer es Obligatorio; Madurar es Opcional

 
El primer día en la universidad nuestro profesor se presentó y nos pidió que procuráramos llegar a conocer a alguien a quien no conociéramos todavía. Me puse de pie y miré a mí alrededor, cuando una mano me tocó suavemente el hombro. Me di la vuelta y me encontré con una viejita arrugada cuya sonrisa le alumbraba todo su ser. ‘Hola, buen mozo. Me llamo Rose. Tengo ochenta y siete años. ¿Te puedo dar un abrazo?
Me reí y le contesté con entusiasmo: ‘¡Claro que puede!’ Ella me dio un abrazo muy fuerte.
‘Por qué está usted en la universidad a una edad tan temprana, tan inocente?’, le pregunté. Riéndose contestó: ‘Estoy aquí para encontrar un marido rico, casarme, tener unos dos hijos, y luego jubilarme y
viajar.’
‘Se lo digo en serio’, le dije. Quería saber qué le había motivado a ella a afrontar ese desafío a su edad.
‘¡Siempre soñé con tener una educación universitaria y ahora la voy a tener!’, me dijo. Después de clases caminamos al edificio de la asociación de estudiantes y compartimos un batido de chocolate. Nos hicimos amigos enseguida. Todos los días durante los tres meses siguientes salíamos juntos de la clase y hablábamos sin parar. Me fascinaba escuchar a esta “máquina del tiempo”.
Ella compartía su sabiduría y experiencia conmigo. Durante ese año, Rose se hizo muy popular en la universidad; hacía amistades a donde iba. Le encantaba vestirse bien y se deleitaba con la atención que recibía de los demás estudiantes. Se lo estaba pasando de maravilla. Al terminar el semestre le invitamos a Rose a hablar en nuestro banquete de fútbol.
No olvidaré nunca lo que ella nos enseñó en esa oportunidad. Luego de ser presentada, subió al podio. Cuando comenzó a pronunciar el discurso que había preparado de antemano, se le cayeron al suelo las tarjetas donde tenía los apuntes.
Frustrada y un poco avergonzada se inclinó sobre el micrófono y dijo simplemente, ‘disculpen que esté tan nerviosa. Dejé de tomar cerveza por cuaresma y ¡este whisky me está matando!’
‘No voy a poder volver a poner mi discurso en orden, así que permítanme simplemente decirles lo que sé.’ Mientras nos reíamos, ella se aclaró la garganta y comenzó: ‘No dejamos de jugar porque estamos viejos; nos ponemos viejos porque dejamos de jugar. Hay sólo cuatro secretos para mantenerse joven, ser feliz y triunfar.’
‘Tenemos que reír y encontrar el buen humor todos los días.’
‘Tenemos que tener un ideal. Cuando perdemos de vista nuestro ideal, comenzamos a morir. ¡Hay tantas personas caminando por ahí que están muertas y ni siquiera lo saben!’
‘Hay una gran diferencia entre ponerse viejo y madurar. Si ustedes tienen diecinueve años y se quedan en la cama un año entero sin hacer nada productivo se convertirán en personas de veinte años. Si yo
tengo ochenta y siete años y me quedo en la cama por un año sin hacer nada tendré ochenta y ocho años.
Todos podemos envejecer. No se requiere talento ni habilidad para ello. Lo importante es que maduremos encontrando siempre la oportunidad en el cambio.’
‘No me arrepiento de nada. Los viejos generalmente no nos arrepentimos de lo que hicimos sino de lo que no hicimos. Los únicos que temen la muerte son los que tienen remordimientos.’
Terminó su discurso cantando ‘La Rosa’. Nos pidió que estudiáramos la letra de la canción y la pusiéramos en práctica en nuestra vida diaria.
Rose terminó sus estudios. Una semana después de la graduación, Rose murió tranquilamente mientras dormía. Más de dos mil estudiantes universitarios asistieron a las honras fúnebres para rendir tributo a la maravillosa mujer que les enseñó con su ejemplo que nunca es demasiado tarde para llegar a ser todo lo que se puede ser.

Moraleja

“No olviden que ENVEJECER ES OBLIGATORIO; MADURAR ES OPCIONAL.”

VIVIR APRENDIENDO.

 
Para vivir aprendiendo una linda moraleja
Vivir Aprendiendo
A los 5 años, aprendí que a los pececitos dorados no les gustaba la gelatina.
A los 9, aprendí que mi profesora solo me preguntaba cuando yo no sabía la respuesta.
A los 10, aprendí que era posible estar enamorado de cuatro chicas al mismo tiempo.
A los 12, aprendí que, si tenia problemas en la escuela, los tenía más grandes en casa.
A los 13, aprendí que, cuando mi cuarto quedaba del modo que yo quería, mi madre me mandaba a ordenarlo.
A los 15, aprendí que no debía descargar mis frustraciones en mi hermano menor, porque mi padre tenía frustraciones mayores y la mano más pesada.
A los 20, aprendí que los grandes problemas siempre empiezan pequeños.
A los 25, aprendí que nunca debía elogiar la comida de mi madre cuando estaba comiendo algo preparado por mi mujer.
A los 27, aprendí que el titulo obtenido no era la meta soñada.
A los 28, aprendí que se puede hacer, en un instante, algo que te va a hacer doler la cabeza la vida entera.
A los 30, aprendí que cuando mi mujer y yo teníamos una noche sin chicos, pasábamos la mayor parte del tiempo hablando de ellos
A los 33, aprendí que a las mujeres les gusta recibir flores, especialmente sin ningún motivo.
A los 34, aprendí que no se cometen muchos errores con la boca cerrada.
A los 38, aprendí que, siempre que estoy viajando, quisiera estar en casa; y siempre que estoy en casa me gustaría estar viajando.
A los 39, aprendí que puedes saber que tu esposa te ama cuando quedan dos croquetas y elige la menor.
A los 42, aprendí que, si estás llevando una vida sin fracasos, no estas corriendo los suficientes riesgos.
A los 44, aprendí que puedes hacer a alguien disfrutar el día con solo enviarle una pequeña postal.
A los 47, aprendí que niños y abuelos son aliados naturales.
A los 55, aprendí que es absolutamente imposible tomar vacaciones sin engordar cinco kilos.
A los 63, aprendí que es razonable disfrutar del éxito, pero que no se debe confiar demasiado en el. También a los 63, aprendí que no puedo cambiar lo que pasó, pero puedo dejarlo atrás.
A los 64, aprendí que la mayoría de las cosas por las cuales me he preocupado nunca suceden.
A los 67, aprendí que si esperas a jubilarte para disfrutar de la vida, esperaste demasiado tiempo.
A los 71, aprendí que nunca se debe ir a la cama sin resolver una pelea.
A los 72, aprendí que, si las cosas van mal, yo no tengo por qué ir con ellas.
A los 76, aprendí que envejecer es importante.
A los 91, aprendí que amé menos de lo que hubiera debido.
A los 92, aprendí que todavía tengo mucho para aprender.

Moraleja

Siempre estamos aprendiendo algo nuevo, algo lindo, algo digno, como por ejemplo que la paz no se logra si realmente no se está dispuesto a perdonar por ella, entender cuál es la verdadera importancia de la familia, de la gente simple, de la vida misma. Que si bien todos tenemos distintas cualidades, capacidades y habilidades, sepamos valorar las que tenemos y podemos ofrecer a los demás y además enriquecernos, aceptar y disfrutar con las que otros no pueden brindar. Saber aceptar nuestras limitaciones y no olvidarnos de nuestras metas, aunque muchas veces parezcan muy lejanas difíciles. Encaminarse hacia ellas es el primer paso hacia algo que ni siquiera podemos imaginar.
Realmente no tiene mucha importancia hasta qué edad vivimos, lo importante es sentir que no lo hemos hecho en vano.

AVIVAR LA LLAMA INTERIOR.

 
Cuentan que un rey muy rico de la India, tenía fama de ser indiferente a las riquezas materiales y hombre de profunda religiosidad, cosa un tanto inusual para un personaje de su categoría.
Ante esta situación y movido por la curiosidad, un súbdito quiso averiguar el secreto del soberano para no dejarse deslumbrar por el oro, las joyas y los lujos excesivos que caracterizaban a la nobleza de su tiempo.
Inmediatamente después de los saludos que la etiqueta y cortesía exigen, el hombre preguntó: Majestad, ¿cuál es su secreto para cultivar la vida espiritual en medio de tanta riqueza?
El rey le dijo: “Te lo revelaré, si recorres mi palacio para comprender la magnitud de mi riqueza. Pero lleva una vela encendida. Si se apaga, te decapitaré”.
Al término del paseo, el rey le preguntó: “¿Qué piensas de mis riquezas?”
La persona respondió: “No vi nada. Sólo me preocupé de que la llama no se apagara”.
El rey le dijo: “Ese es mi secreto. Estoy tan ocupado tratando de avivar mi llama interior, que no me interesan las riquezas de fuera”

FÁBULA DEL COMERCIANTE.

Había una vez un ciudadano que vivía al lado de una carretera donde vendía unas ricas albóndigas con pan. Estaba muy ocupado y por lo tanto no oía la radio, no leía los periódicos, ni veía la televisión.
Alquiló un trozo de terreno, colocó una gran valla y anunció su mercancía gritando a todo pulmón: “Compren deliciosas albóndigas calientes”. Y la gente se las compraba.
Aumentó la adquisición de pan y carne. Compró un terreno más grande para poder ocuparse mejor de su negocio. Y trabajó tanto que dispuso que su hijo dejara la Universidad donde estudiaba Ciencias Comerciales a fin de que le ayudara.
Sin embargo, ocurrió algo importante. Su hijo le dijo:
-“Padre, ¿pero no escuchas la radio, ni lees los periódicos? Estamos sufriendo una grave crísis. La situación es realmente mala; peor no podría estar”.
El padre pensó: “Mi hijo estudia en la Universidad, lee la prensa, ve la televisión y escucha la radio. Sabe entonces lo que dice”.
Compró pues menos pan y menos carne. Sacó la valla anunciadora, dejó el alquiler del terreno a fin de eliminar los gastos y ya no anunció sus ricas albóndigas con pan. Y las ventas fueron disminuyendo cada día más.
Después de un tiempo, el negocio estaba realmente afectado
-“Tenías razón hijo mío”, le dijo al muchacho. “Verdaderamente estamos sufriendo una gran crisis”.

QUIERO UN MILLÓN DE AMIGOS.

 
Si tuviera millones de amigos, le pediría a cada uno una moneda y seria millonario.
Si tuviera 500 mil amigos, les pediría tomarnos de las manos para unir el país.
Si tuviera 200 mil amigos, fundaría una ciudad donde todo el mundo me saludara con una sonrisa.
Si tuviera 25 mil amigos, la empresa de teléfonos me cortaría la línea cada vez que cumpliera años.
Si tuviera 6 mil amigos, me gustaría ser padrino de 6 mil niños.
Si tuviera mil amigos, tendría mil manos para mi.
Si tuviera 365 amigos, pasaría cada día del año con uno de ellos.
Si tuviera 100 amigos, tendría cada día cien consejos.
Si tuviera 10 amigos, mi madre tendría 10 hijos más.
Si tuviera 4 amigos, tendría aseguradas cuatro manos que cargarán mi ataúd.
Si tuviera 2 amigos, seria 2 veces más feliz.
Pero si tuviera un solo amigo, no necesitaría tener más.
Hay quienes quieren tener un millón de amigos cuando cada uno de vale millones……

EL HOMBRE DEL TIEMPO.

 
Hace un tiempo atrás, conocí a una persona especial. Lo conocí mientras viajaba en micro hacia el centro de la ciudad. El llevaba un traje negro, camisa negra y una corbata negra como si fuese a un velatorio. Estaba sentado justo al lado mío en el asiento del colectivo, pero no le preste mucha atención en ese momento. Estaba apurado, se me hacía tarde y miraba el reloj cada dos segundos.
-No mires tanto el reloj, el tiempo es lo que menos importa- me dijo de manera sorpresiva.
-Ojalá el tiempo no fuese importante –dije- tengo un parcial y no quiero llegar tarde.
-Es razonable tu apuro –me respondió con una sonrisa suave- pero no es importante.
Yo no le contesté. ¿Qué le importa a ese viejo mi vida?
-Pasé sesenta y ocho años compartiendo cosas con mi hermano, ahora ya no lo tengo.
-Lo siento mucho –contesté medio confundido.
-Gracias, no lo dije para incomodarte. Era su hora… ¿Crees en el destino?
-La verdad que no, y tengo razones para creer así. Por ejemplo, este parcial me va a ir de acuerdo a lo que yo aya estudiado y esforzado a aprender. No me gusta vivir sabiendo que mi vida ya está escrita y predestinada.
-Para mi manera de pensar tienes razón. Hace muchos años atrás yo andaba igual de preocupado que vos. Miraba el reloj cada dos segundos, corriendo del trabajo al estudio, del estudio a mi casa y así todos los días. Nunca tenía tiempo para nada. Mi esposa ya estaba perdiendo la paciencia y mi familia se estaba desmoronando.
Un día, tenía que encontrarme con mi hermano en un café. Quedamos encontrarnos a la cinco de la tarde. Yo entre tantas cosas me olvide por unos instantes del compromiso. Cuando me acordé eran las cinco menos diez minutos. Tenía por lo menos media hora de viaje. Ahora con una llamada al celular se soluciona pero yo no tenía como hacerle saber de mi tardanza. Llegué al lugar veinte minutos tarde. A cincuenta metros del café había un cerco de policías, bomberos y ambulancias. El café se había incendiado. Pedí pasar ya que mi hermano estaba en ese café pero no pude. Pregunté que pasó y me contestaron que hubo una fuga de gas y que unas garrafas explotaron en la cocina.
Luego de un rato me enteré que mi hermano estaba muerto. En mi cabeza solo rondaban estas ideas, ¡si no hubiese llegado tarde también hubiese muerto!, ¡si nos hubiésemos encontrado en otro lado o en otro día!¡si pudiese volver el tiempo atrás!
Desesperado terminé yendo a la casa de una amiga que era curandera para que me ayude y aconseje. ¡Su pudiese cambiar las cosas! ¡si pudiese volver el tiempo atrás!, era todo lo que le repetía llorando. Mi amiga me dijo que aparte de ser curandera había aprendido algunas cosas que las mantenía en secreto por precaución. Me ofreció la oportunidad de atrasar el tiempo todo lo que yo quisiese, pero solo tenía una sola oportunidad. Sin pensarlo acepté y le pedí volver el tiempo al momento en que arreglaba con mi hermano ir al café. Ella cumplió mi pedido. Me encontré justo en ese momento. En seguida cambié de lugar y fecha con mi hermano para asegurarme bien de que no vuelva a suceder. Al día siguiente el café se incendió, pero mi hermano estaba vivo.
Pasaron un par de días, mi ritmo de vida era acelerado y no disfrutaba de mi familia ni de la gente que me rodeaba, era un obsesivo al trabajo y al estudio. Hasta que algo cambió mi vida. Mi hermano era chofer de trenes. Una tarde andaba atrasado de tiempo y aceleró un poco mas de lo máximo permitido la velocidad del tren para llegar a tiempo sabiendo que estaba en una zona urbana y que podía ocasionar un accidente. Pero no le dio importancia. A trescientos metros la vía pasaba por una calle, toca el pito para que sepan que se acerca el tren. En eso ve que hay un micro de pasajeros parado justo en medio de la vía. Si él hubiese ido a la velocidad máxima permitida, no hubiera pasado nada. Chocó contra el micro produciendo más de veinte muertos, el tren se descarriló, provocando que muchos pasajeros del tren salgan heridos y tres de ellos, ancianos ya terminen muertos por el impacto. Nunca más volvió a conducir un tren.
Ya era el momento en el que me tenía que bajar.
-Muy interesante –le comenté- lástima que ya me tengo que bajar en la próxima parada.
-Yo también –me contestó el anciano.
Bajamos juntos del colectivo. En el momento de despedirme el me dijo:
-Al final por querer salvar la vida de mi hermano, murieron como treinta personas inocentes. Al final por andar siempre sin tiempo, casi pierdo a mi familia. Desde ese momento decidí que el tiempo debe ser usado de manera cuidadosa, y que no sirve andar alterándolo. Las cosas por algo suceden y no se puede volver atrás. Lo que sí se puede hacer es aprovechar el tiempo lo mejor que podamos y aceptar las cosas que nos pasaron. No se puede alterar al tiempo, pero si se lo puede aprovechar y administrar de la mejor manera posible.
-Bueno, muchas gracias –le contesté dándole la mano al anciano- lo voy a tener en cuenta. Debo irme.
-Gracias muchacho, suerte en tu parcial y no te olvides ¡aprovecha bien cada momento que el tiempo vale oro! Adiós.
-Hasta luego –respondí.
Pegué la media vuelta para irme cuando quise saber el nombre de aquel anciano y darle mis condolencias por su hermano. Cuando me di vuelta para volverlo a ver, ya no estaba. Busqué por todos lados y no lo encontré. Y desde aquel entonces nunca más lo volví a ver. No se quien era, pero me dejó una lección muy importante.
Ahora dependen de ustedes que lecciones aprenden para sus vidas.

miércoles, 28 de octubre de 2015

EL DESEO DE LA MUJER.

 
Un buen día una mujer se encontró con el bien, su motivo de la visita era para plantearle una idea para mejorar la vida en la tierra. El bien la llevó a un lugar para hablar y le preguntó cuál era su idea.
-Mi idea es que se siembre mayor cantidad de semillas de amistad y amor entre los humanos –dijo la mujer-para que haya menos odio y diferencias entres ellos.
Dios decidió cumplir la idea que esta mujer le propuso y sembró muchas semillas mas de amistad entre los hombres. Al poco tiempo las naciones dejaron de estar en guerra y la vida en el planeta mejoró.
Luego de un tiempo el mal enojado al ver esto decidió sembrar mas de su propias semillas: discriminación y odio. Al tiempo otra vez volvió a ser casi todo igual.
Al ver esto la mujer decidió volver a visitar a el bien, pero él no le quiso recibir porque lo que había hecho había sido en vano. Luego de insistir la mujer logró hablar con Dios y le dijo:
-Haz que los hombres puedan decidir libremente entre una cosa o la otra y así cada uno podrá elegir qué hacer.
-Pero mujer –contestó Dios- el hombre desde siempre pudo decidir por si mismo.
-Entonces –respondió la mujer- dales la sabiduría para que puedan elegir lo mejor.
Pero a la vez que el bien les daba sabiduría el mal ponía la ignorancia. Al ver que había fracasado, la mujer se desanimó. Al ver esto el bien visitó a la mujer y le dijo:
-El mal puso delante de ti el desánimo y optaste elegirlo, bien pudiste elegir rechazarlo.
Ahí la mujer entendió.
-Deseo que siempre haya personas que al elegir el bien, ayuden a otras personas a elegirlo también.
-Pues siempre esas personas estarán –le contestó el bien- como estarán las contrarias. Lo importante es lo que cada uno elija. Y lo mas importante es lo que vos elijas hacer.
Desde ese momento, la mujer se propuso a ayudar y aconsejar a otras personas para que hagan el bien.
¿Y vos, qué estás eligiendo a diario?

LA GOLONDRINA Y LOS PAJARITOS.

 
Una golondrina había aprendido mucho de sus viajes. Nada hay que enseñe tanto. Preveía nuestro animalejo hasta las menores borrascas, y antes de que estallasen, las anunciaba a los marineros. Sucedió que al llegar a la sementera del cáñamo, vio a un labriego que echaba el grano en los surcos.” No me gusto eso, dijo a los otros pajaritos. Lástima me dais .En cuanto a mí, no me asusta el peligro porque sabré alejarme y vivir en cualquier parte ¿veis esa mano que hecha la semilla al aire? Día vendrá y no está lejos, en que ha de ser nuestra perdición lo que va esparciendo de hay saldrán lazos y redes para atraparlos utensilios y máquinas, que serán para vosotros prisión o muerte . ¡Guarde os Dios de la jaula y de la sartén! Conviene, pues, prosiguió la golondrina, que comáis de esa semilla .Creedme.
Los pajaritos se burlaron de ella: ¡había tanto que comer en todas partes! Cuando verdearon los sembrados de cáñamo, la golondrina les dijo: “Arrancad todas las yerbecillas que han nacido de esa malhadada semilla o, sois perdidos.- ¡Fatal agorera! ¡Embaucadora! Le contestaron: ¡No nos des mala faena! ¡Poca gente se necesitaría para arrancar toda esa sementera!”
Cuando el cáñamo estuvo bien crecido: “¡Esto va mal! Exclamo la golondrina: la mala semilla ha sazonado pronto”.pero, ya que no me habéis atendido antes, cuando veáis que está hecha la trilla, y que los labradores, libres ya del cuidado de las mieses, hacen guerra a los pájaros, tendiendo redes por todas partes, no voléis de aquí para allá; permaneced quietos en el nido, o emigrad a otros países: imitad al pato, la grulla y la becada. Pero la verdad es que no os halláis en estado de cruzar, como nosotras, los mares y los desiertos: lo mejor será que os escondáis en los agujeros de alguna tapia.” Los pajaritos, cansados de oírla, comenzaron a charlar, como hacían los troyanos cuando abría la boca la infeliz Casandra. Y les pasó lo mismo que a los troyanos: muchos quedaron en cautiverio. Moraleja
Así nos sucede a todos: no atendemos más que a nuestros gustos; y no damos crédito al mal hasta que lo tenemos encima.

EL BALSERO Y EL ESTUDIANTE.

 
“…Un día, un joven estudiante naturalista sube con su auto a una vieja balsa comandada por un viejito, de cuerpo fuerte y alma concreta. En el viaje el joven, sorprendido por la inmensidad de paisajes del lugar, se bajo de su auto y le pregunto al viejito que estaba ocupado con su trabajo:
-Buen día señor, veo que ustedes esta hace mucho que esta en este “rubro”
– Si, toda mi vida fui balsero
-Vea usted, ¿y siempre recorrió este mismo camino que estamos recorriendo ahora mismo?
-Si, es un camino muy transitado, que me deja el dinero necesario para vivir…
-Entonces sabrá usted que son esas hermosas piedras que veo a la orilla, como se llaman?
-No señor, disculpe que no sepa responderle, pero no se como se llaman esas hermosas piedras…
-Ahhh, entonces, amigo, ha perdido una gran parte de su vida por no conocer la amplia variedad de estas piedras hermosas
El balsero, sin saber que responder, siguió dirigiendo la balsa, mientras el Estudiante observaba el paisaje.
En un momento el Estudiante vuelve a dirigir la palabra hacia el balsero, y le pregunta:
-Usted sabe que son esas hermosas flores, de los colores mas variados, que florecen a la orilla de estas aguas?
-No señor, no lo se. Se que son flores, pero no se que flores son.
-Ahh, entonces, amigo, usted ha perdido otra gran parte de su vida al no conocer la hermosa variedad de flores del lugar…
El balsero, nuevamente sin decir nada, continuo con su viaje por el rio, mientras el Estudiante observaba la naturaleza.
En un momento, el Estudiante volviendo a dirigir la palabra al Balsero, le pregunta:
-Disculpe, usted sabe como se llaman esos hermosos peces que nadan por las cristalinas aguas de este rió?
-No señor, solo se que son peces, pero no se sus nombres y nada referido a ellos.
– Ahh, que lastima, entonces, sepa usted que ha perdido una gran parte de su vida al no saber nada de peces, ni de flores, ni de rocas…
Al momento siguiente, el balsero se da cuenta que la balsa comienza a hundirse de forma rápida, y le pregunta al Estudiante:
-Disculpe, usted sabe nadar?
-No, no lo se, nunca se me dio la oportunidad para aprender
– Ahh, que lastima, entonces amigo, sepa que usted va a perder toda su vida!
Moraleja: A veces, las cosas mas estúpidas o que nunca usamos, son las que nos pueden “salvar” la vida en precisos momentos… El estudiante podía saber muchas cosas sobre la naturaleza, pero no sabia lo que necesitaba para seguir en vida… Saber Nadar! algo tan simple, pero tan útil en su momento…

La rana que no quiso morir

 
Un grupo de ranas viajaba por el bosque y de repente, dos de ellas cayeron en un hoyo profundo.
Todas las demás se reunieron alrededor del hoyo y les dijeron a las dos del fondo que a los efectos prácticos se debían dar por muertas.
Las dos ranas no hicieron caso de los comentarios de sus amigas y siguieron tratando de saltar fuera del hoyo con todas sus fuerzas.
Las otras ranas seguían insistiendo en que sus esfuerzos serían inútiles. Finalmente una de las ranas puso atención en lo que las otras decían y se rindió. Ella se desplomó y murió.
La otra rana continuó saltando tan fuerte como le era posible. Una vez más, la multitud de ranas le gritó que dejara de sufrir y simplemente se dispusiera a morir. Pero la rana saltó cada vez con más fuerza hasta que finalmente salió del hoyo,
Cuando salió, las otras ranas le preguntaron: – ¿ No escuchaste lo que te decíamos ?
La rana les explicó que era sorda. Ella pensó que las demás la estaban animando a esforzarse más y más para salir del hoyo.

ESTA HISTORIA CONTIENE DOS MORALEJAS:
La lengua tiene poder de vida y muerte. Una palabra de aliento compartida a alguien que se siente desanimado puede ayudar a levantarlo y finalizar el día. Una palabra destructiva a alguien desanimado puede ser que acabe por destruírlo. Cualquiera puede hablar palabras que roben a los demás el espíritu que les lleva a seguir en la lucha en medio de tiempos difíciles.
Tengamos cuidado con lo que decimos. Pero sobre todo con lo que escuchamos; no siempre es bueno prestar atención a lo que nos dicen. Escuchemos y utilicemos solo lo que es bueno.
Hablemos de vida, de alegría, de esperanza, a todos aquellos que se cruzan en nuestro camino. Ese es el poder de las palabras…..a veces es difícil comprender que una palabra de ánimo pueda hacer tanto bien.

LA LOCURA Y EL AMOR

 
La Historia de todos los sentimientos especialmente de “La Locura y el Amor”
Cuentan que una vez se reunieron en un lugar de la Tierra todos los sentimientos y cualidades de los hombres. Cuando el Aburrimiento había bostezado por tercera vez, la Locura, como siempre tan loca, les propuso: ¿Jugamos a las escondidas?
La Intriga levantó la ceja intrigada, y la curiosidad, sin poder contenerse, preguntó: ¿A las escondidas? ¿Cómo es eso?
Es un juego, explicó la Locura, en que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno hasta un millón. Mientras tanto ustedes se esconden y cuando yo haya terminado de contar, el primero de ustedes que yo encuentre ocupará entonces mi lugar para continuar así el juego.
El Entusiasmo bailó secundado de la Euforia, la Alegría dio tantos saltos que terminó por convencer a la Duda, e incluso a la Apatía, a la que nunca le interesaba nada. Pero no todos quisieron participar, la Verdad prefirió no esconderse, ¿para qué?, si al final siempre la hallaban.
La Soberbia opinó que era un juego muy tonto (en el fondo lo que le molestaba era que la idea no hubiese sido de ella) y la Cobardía prefirió no arriesgarse.
Uno, dos, tres … comenzó a contar la Locura.
La primera en esconderse fue la Pereza, que como siempre se dejó caer tras la primera piedra del camino.
La Fe subió al cielo y la Envidia se escondió tras la sombra del Triunfo, que con su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto. La Generosidad casi no alcanzaba a esconderse, cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos: que si un lago cristalino, ideal para la Belleza; que si el vuelo de la mariposa, lo mejor para la Voluptuosidad; que si una rendija de un árbol, ideal para la Timidez; que si la ráfaga del viento, magnífico para la Libertad. Así que terminó por ocultarse en un rayito de sol.
El Egoísmo encontró un sitio muy bueno desde el principio, ventilado, cómodo…pero sólo para El.
La Mentira se escondió en el fondo de los Océanos, mientras la realidad se escondió detrás del arco iris y la Pasión y el Deseo dentro de los Volcanes.
El Olvido… se me olvidó donde se escondió, pero eso no es lo importante. Cuando la Locura contaba 999,999, el Amor no había encontrado sitio para esconderse, pues todo se encontraba ocupado, hasta que divisó un rosal y enternecido decidió esconderse entre sus flores.
Un millón… contó la Locura y comenzó a buscar. La primera en aparecer fue la Pereza, a tres pasos de una piedra.
Después se escuchó a la Fe discutiendo con Dios en el cielo sobre la Teología;y a la Pasión y el Deseo los sintió en el vibrar de los volcanes. En un descuido encontró a la Envidia y, claro, pudo deducir dónde estaba el Triunfo.
Al Egoísmo no tuvo ni qué buscarlo, solito salió disparado de su escondite, que había resultado ser un nido de avispas. De tanto caminar sintió sed y al acercarse al lago descubrió a la Belleza, y con la Duda resultó más fácil todavía, pues la encontró sentada en una cerca sin decidir de qué lado esconderse.
Así fue encontrando a todos. Al Talento entre la hierba fresca, a la Angustia en una oscura cueva, a la Mentira detrás del arco iris… (mentira!, si ella estaba en el fondo del Océano) y hasta el Olvido, que ya había olvidado que estaban jugando a las escondidas.
Pero…el Amor no aparecía por ningún sitio.
La Locura buscó detrás de cada árbol, en cada arroyuelo del planeta, en la cima de las montañas… y cuando estaba por darse por vencida divisó un rosal y las rosas. Tomó una horquilla y comenzó a mover las ramas, cuando de pronto un doloroso grito se escuchó: las espinas habían herido los ojos del Amor. La Locura no sabía qué hacer para disculparse. Lloró, imploró, pidió perdón y hasta prometió ser su lazarillo.
Desde entonces; desde que por primera vez se jugó a las escondidas en la Tierra, eL AMOR es ciego y la LOCURA siempre lo acompaña.

Moraleja del banquero

 
Una tarde un famoso banquero iba en su limusina cuando vio a dos hombres a la orilla de la carretera comiendo césped. Preocupado, ordenó a su chofer detenerse y bajó a investigar.
Le preguntó a uno de ellos:
– ¿Por qué están comiéndose el césped?
– No tenemos dinero para comida. – dijo el pobre hombre – Por eso tenemos que comer césped.
– Bueno, entonces vengan a mi casa que yo los alimentaré – dijo el banquero.
– Gracias, pero tengo esposa y dos hijos conmigo. Están allí, debajo de aquél árbol.
– Que vengan también, – dijo nuevamente el banquero.
Volviéndose al otro pobre hombre le dijo:
– Ud. también puede venir.
El hombre, con una voz lastimosa dijo: – Pero, Sr., yo también tengo esposa y seis hijos conmigo!
– Pues que vengan también. – respondió el banquero.
Entraron todos en el enorme y lujoso coche. Una vez en camino, uno de los hombres miró al banquero y le dijo:
– Sr., es usted muy bueno. Muchas gracias por llevarnos a todos!!!
El banquero le contestó: -¡Hombre, no tenga vergüenza, soy muy feliz de hacerlo!. Les va a encantar mi casa…. ¡El césped está como de veinte centímetros de alto!.

Moraleja:
Cuando creas que un banquero te está ayudando, piénsalo dos veces!

LA GOLONDRINA.

 
Había una vez una golondrina que empezó a emigrar demasiado tarde en invierno, y se estaba congelando mientras volaba.
Al final cayo a tierra, y ella creía estar ya acabada… pero entonces se le acerco una vaca que le soltó una plasta encima.
Bueno, la caca estaba bien calentita, así que la golondrina se encontró mucho mejor y empezó a piar de satisfacción. Pero un gato oyó a la golondrina, la sacó de la plasta, la limpió, y se la comió.
Esta historia tiene tres moralejas :
1) No todo el mundo que te caga es tu enemigo.
2) No todo el mundo que te saca de de la mierda es tu amigo.
3) Si estás con la mierda al cuello, pero feliz, mantén la boca cerrada

El arbol de los problemas

 
Un carpintero que había contratado para ayudarme a reparar una vieja granja, acaba de finalizar un duro primer día de trabajo. Las cosas no le salieron muy bien, su cortadora eléctrica se dañó y lo hizo perder una hora de trabajo y su antiguo camión se negaba a arrancar.
Ofrecí llevarlo a su casa y mientras íbamos en camino permaneció en silencio.
Una vez que llegamos me invitó a conocer a su familia.
Mientras nos dirigíamos a la puerta, se detuvo brevemente frente a un pequeño árbol, tocando en las puntas de las ramas con ambas manos.
Cuando se abrió la puerta, ocurrió una sorprendente transformación:
Su bronceada cara estaba plena de sonrisas.
Abrazó a sus dos pequeños hijos y le dió un beso a su esposa.
Posteriormente, me acompañó hasta el auto.
Cuando pasamos cerca del árbol sentí curiosidad y le pregunté,
acerca de lo que le había visto hacer un rato antes.
El me contestó: Ese es mi árbol de problemas.
Sé que no puedo evitar tener problemas, pero no pertenecen a la casa, ni a mi esposa, ni a mis hijos.
Así que simplemente los cuelgo en el árbol cada noche cuando llego a casa. Luego en la mañana los recojo otra vez.
-Lo divertido es, dijo sonriendo, que cuando salgo en la mañana a recogerlos, ni remotamente hay tantos como recuerdo haber dejado la noche anterior

martes, 27 de octubre de 2015

LA MUJER PERFECTA.

 
Nasrudin conversaba con un amigo.
– Entonces, ¿nunca pensaste en casarte?
– Sí, pensé –respondió Nasrudin. – En mi juventud resolví buscar a la mujer perfecta. Crucé el desierto, llegué a Damasco y conocí a una mujer muy espiritual y linda; pero ella no sabía nada de las cosas de este mundo.
Continué viajando y fui a Isfahan; allí encontré a una mujer que conocía el reino de la materia y el del espíritu, pero no era bonita.
Entonces, resolví ir hasta El Cairo, donde cené en la casa de una moza bonita, religiosa y conocedora de la realidad material.
– ¿Y por qué no te casaste con ella?
– ¡Ah, compañero mío! Lamentablemente ella también quería un hombre perfecto… 

AL OTRO LADO DE LA VENTANA.

 
Dos hombres, ambos muy enfermos, ocupaban la misma habitación de un hospital. A uno se le permitía sentarse en su cama cada tarde, durante una hora, para ayudarle a drenar el liquido de sus pulmones. Su cama daba a la única ventana de la habitación. El otro hombre tenia que estar todo el tiempo boca arriba. Los dos charlaban durante horas.
Hablaban de sus mujeres y sus familias, sus hogares, sus trabajos, su estancia en el servicio militar, donde habían estado de vacaciones. Y cada tarde, cuando el hombre de la cama junto a la ventana podía sentarse, pasaba el tiempo describiendo a su vecino todas las cosas que podía ver desde la ventana.
El hombre de la otra cama empezó a desear que llegaran esas horas, en que su mundo se ensanchaba y cobraba vida con todas; las actividades y colores del mundo exterior.
La ventana daba a un parque con un precioso lago. Patos y cisnes jugaban en el agua, mientras los niños lo hacían con sus cometas. Los jóvenes enamorados paseaban de la mano, entre flores de todos los colores del arco iris. Grandes árboles adornaban el paisaje, y se podía ver en la distancia una bella vista de la línea de la ciudad.
Según el hombre de la ventana describía todo esto con detalle exquisito, el del otro lado de la habitación cerraba los ojos imaginaba; la idílica escena.
Una tarde calurosa, el hombre de la ventana describió un desfile que; estaba pasando. Aunque el otro hombre no podía oír a la banda, podía verlo, con los ojos de su mente, exactamente como lo describía el hombre de la ventana con sus mágicas palabras.
Pasaron días y semanas. Una mañana, la enfermera de día entró con el agua para bañarles, encontrándose el cuerpo sin vida del hombre de la ventana, que había muerto plácidamente mientras dormía.
Se lleno de pesar y llamo a los ayudantes del hospital, para llevarse el cuerpo.. Tan pronto como lo considero apropiado, el otro hombre pidió ser trasladado a la cama al lado de la ventana. La enfermera le cambia encantada y, tras asegurarse de que estaba cómodo, salió de la habitación.
Lentamente, y con dificultad, el hombre se irguió sobre el codo, para anzar su primera mirada al mundo exterior; por fin tendría la alegría de verlo el mismo. Se esforzó para girarse despacio y mirar por la ventana al lado de la cama… y se encontró con una pared blanca.
El hombre pregunta a la enfermera que podría haber motivado a su compañero muerto para describir cosas tan maravillosas a través de la ventana. La enfermera le dijo:
“Quizás solo quería animarle a usted”.
Epílogo:
Es una tremenda felicidad el hacer felices a los demás, sea cual sea la propia situación. El dolor compartido es la mitad de pena, pero la felicidad, cuando se comparte, es doble.
“Hoy es un regalo, por eso se le llama el presente”.

ARROZ O FLORES.

Un hombre estaba poniendo flores en la tumba de un pariente, cuando ve a un chino poniendo un plato de arroz en la tumba vecina. El hombre se dirige al chino, y le pregunta:
– ‘Disculpe señor, pero ¿cree usted que de verdad el difunto comerá el arroz?
– ‘Si’, respondió el chino… ‘Cuando el suyo venga a oler sus FLORES.

Moraleja

Respetar las opciones del otro, es una de las mayores virtudes que un ser humano puede tener. Las personas son diferentes, actúan diferente y piensan diferente. No juzgue…….Solamente COMPRENDA.

TIEMPO VIVIDO.

 
Esto era un hombre que vagaba por el mundo viajando y viendo nuevas bellezas.
Un día fué a un pueblo, en el había un valle… entró, era un cementerio.
Miró una lápida y comprobó que era de un niño de 8 años, el hombre se asusto siguió mirando y era un niño de 5, otro de 6…!
El hombre aterrado y desolado se sentó en una piedra y comenzó a llorar pues miró todo el valle y la persona con mayor edad no superaba los 12 años.
Llego el cuidador del cementerio y le pregunto:
¿Es por algún familiar?
No señor, vera usted ¿Que maldición es la que hay aquí para que todos los niños mueran? ¿Una plaga? ¿Una enfermedad?
El cuidador sonrrio y le dijo:
Tranquilisece, aquí nunca mueren los niños, verá:
Hay una tradición, desde que un chico cumple los 15 años le dan una libretita, se la cuelgan al cuello y cada vez que disfrutan de algo intensamente se apuntan cuanto duró y que fué… El primer beso, el primer amor, una fiesta con sus amigos…
Cuando mueren miramos en su libretita y sumamos todos los momentos que apuntó, porque en este pueblo pensamos que el tiempo disfrutado intensamente es el tiempo realmente vivido.

LA LUCIÉRNAGA.

 
Cuenta la leyenda que una vez una serpiente empezó a perseguir a una luciérnaga.
Esta huía rápido con miedo de la feroz predadora y la serpiente al mismo tiempo no desistía.
Huyo un día, dos días y la seguí… al tercer día ya sin fuerzas, la luciérnaga paro y le dijo a la serpiente:
-¿Puedo hacerte tres preguntas?
-No acostumbro dar este precedente a nadie pero como te a devorar, puedes preguntar, contesto la serpiente!!
-¿Pertenezco a tu cadena alimenticia?
-No, contesto la serpiente…!!!
-¿Yo te hice algún mal?
-No, volvió a responder la serpiente
-Entonces, ¿Por qué quieres acabar conmigo?
-¡ porque no soporto verte brillar!
MORALEJA
Muchos de nosotros nos hemos visto envueltos en situaciones donde nos preguntamos:
¿Por qué me pasa esto si yo no he hecho nada malo, ni daño a nadie?
Sencillo de responder…. Porque no soportan verte brillar!!
Cuando esto pase no dejes de brillar, continua siendo tu mismo, continua y sigue dando lo mejor de ti, sigue haciendo lo mejor, no permitas que te lastimen, no permitas que te hieran, sigue brillando y no podrán tocarte…
Porque tu luz seguirá intacta.
Tu esencia permanecerá, pase lo que pase…
Se siempre autentico, aunque tu luz moleste a los predadores!!

EL VIOLINISTA.

 
Había una vez un violinista llamado Paganini.
Algunos decían que era muy raro. Otros que era sobrenatural. Que era mágico. Las notas mágicas que salían de su violín tenían un sonido diferente, por eso nadie quería perder la oportunidad de ver su espectáculo.
Una noche, el público estaba preparado para recibirlo.
La orquesta entró y fue aplaudida. El director fue ovacionado. pero cuando Paganini apareció, el público deliró (aplaudía, gritaba, …).
Paganini coloca su violín en el hombro y lo que sigue es indescriptible, sorprendente, …
Blancas, negras, corcheas,…las notas parecen tener alas y volar con el toque de aquellos dedos encantados.
¡DE REPENTE, un sonido extraño interrumpe el ensueño…
¡Una de las cuerdas del violín de Paganini se rompe!
El director de la orquesta paró. La orquesta paró de tocar. El público paró.
¡Pero Paganini no paró. Mirando su partitura, él continuó sacando sonidos deliciosas de su violín sin problemas. El director y la orquesta, admirados, vuelven a tocar.
El público se calmó, cuando DE REPENTE, otro sonido extraño…
¡Otra cuerda del violín de Paganini se rompe!
El director paró de nuevo. La orquesta paró también.
¡Paganini no paró. Como si nada hubiera ocurrido, olvidó las dificultades y siguió arrancando sonidos imposibles de su violín.
El director y la orquesta, impresionados, vuelven a tocar.
Pero el público no podía imaginar lo que iba a ocurrir a continuación.
Todas las personas, asombradas, gritaron un OHHHH! Que retumbó por toda la sala.
Una tercera cuerda del violín de Paganini se rompió. El director para. La orquesta para.
La respiración de público para.
¡Pero Paganini NO para!!!.
Como si fuera un contorsionista musical, arranca todos los sonidos posibles de la única cuerda que sobra de aquel violín destruido. Ninguna nota fue olvidada.
El director,asombrado,se anima. La orquesta también. El público pasa del silencio a la euforia (grita, aplaude, se pone de pie, llora,…Pagani alcanza la Gloria, triunfa, …
“Victoria” es el arte de continuar “donde todos resuelven parar”

LA AMISTAD Y LOS RECUERDOS.

 
Dos amigos viajaban por el desierto y en un determinado punto del viaje discutieron.
El otro, ofendido, sin nada que decir, escribió en la arena:
“Hoy mi mejor amigo me pegó una bofetada en el rostro”.
Siguieron adelante y llegaron a un oasis donde resolvieron bañarse. El que había sido abofeteado y lastimado comenzó a ahogarse, siendo salvado por el amigo. Al recuperarse tomó un estilete y escribió en una piedra:
“Hoy mi mejor amigo me salvó la vida”.
Intrigado, el amigo preguntó:
-¿Por qué, después que te lastimé, escribiste en la arena, y ahora escribes en una piedra?
Sonriendo, el otro amigo respondió:
-Cuando un gran amigo nos ofende, deberemos escribir en la arena donde el viento del olvido y el perdón se encargarán de borrarlo y apagarlo; por otro lado, cuando nos pase algo grandioso, deberemos grabarlo en la piedra de la memoria del corazón donde viento ninguno en todo el mundo podrá borrarlo.

EL VALOR.

 
-“Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa, que no tengo fueras para hacer nada. Todos me dicen que soy una calamidad, que no sirvo para nada, que no hago nada bien, que soy bastante tonto… ¿Cómo puedo mejorar?…¿Qué puedo hacer para que me valoren más?”
El maestro, sin mirarle le dijo:
– “!Cuánto lo siento, pequeño saltamontes. No puedo ayudarte, porque debo resolver primero mi propio problema. Si quisieras ayudarme tú a mí, podría resolver el tema con más rapidez y luego, tal vez te pudiera ayudar.”.
– “Encantado”– titubeó el muchacho, aunque una vez más sintió que volvía a ser desvalorizado y vio sus necesidades otra vez postergadas.
– “Bien”, asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo meñique izquierdo y dándoselo al chico, agregó:
– “Toma el caballo que está allí afuera y cabalga hasta el mercado. Debes vender este anillo y trata de obtener por él la mayor suma posible, pero nunca aceptes menos de una moneda de oro. Vete y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas”
El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con cierto interés, hasta que decía el precio que pretendía por el anillo. Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, unos se reían, otros daban media vuelta hasta que un viejito le explicó que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio del anillo.
Después de ofrecer la joya a más de cien personas y abatido por su fracaso, montó en el caballo y regresó. Entró en la habitación y dijo:
– Maestro lo siento… no pude conseguir lo que me pediste. Tal vez podría conseguir dos o tres monedas de plata, aunque no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo”.
– “!Qué importante lo que dijiste, pequeño saltamontes”- contestó sonriente el maestro. “Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él para saberlo?. Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuánto daría por él. A pesar de todo lo que te ofrezca, nunca se lo vendas. Regresa aquí de nuevo con el anillo”.
El joven volvió a cabalgar. El joyero examinó el anillo. Lo miró con lupa, lo pesó y luego le dijo:
– “Dile al maestro, que si lo quiere vender ya, no puedo darle más que 58 monedas de oro”.
– ¿58 monedas??? Exclamó el joven.
– “Sí”- replicó el joyero- Sé que con el tiempo, podríamos obtener hasta 70, pero nunca si la venta es urgente.
El joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.
– “Siéntate- dijo el maestro después de escucharlo. Tú eres como este anillo: una joya valiosa y única y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida, pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?.
Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo meñique de su mano izquierda.

Moraleja:
A veces, evaluamos a la ligera tanto a las personas como a las cosas. A veces lo hacemos sin conocimiento de causa, creyendo conocer todo. A veces esperamos un regalo envuelto de una manera especial y al no recibirlo de esa forma, lo rechazamos mirando sólo el envoltorio y no vemos el valor del contenido. A veces, sólo a veces, respondemos con habilidad.