El yo no está bien ni mal,
no es bello ni feo,
inteligentes ni estúpido.
El yo es,
simplemente,
indescriptible,
como el espíritu.
Todas las cosas
-como tus sentimientos, pensamientos y células-
vienen y van.
No te identifiques con ninguna de ellas.
El yo no es
ninguna de ellas.
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