En el pasado, Aragón era tierra de gigantes.
Cuentan que nuestros primeros gigantes legendarios de los que
se tiene noticia participaban del espíritu de los
bosques y hacían una vida salvaje. Posiblemente, porque
no se atrevían a juntarse con el resto de la sociedad,
acomplejados por su descomunal tamaño.
Jose Antonio Adell y Celedonio García recogen la historia de Silván de Tella, en la provincia de Huesca, que se dedicaba a robar ovejas para poder alimentarse. Tenía una larga cabellera, a tono con su gran estatura, y poseía un rostro monstruoso.
Se enamoró de Marieta, una bella y graciosa pastora , a la que un día tomó en sus brazos y se la llevó a la cueva donde él vivía. Allí la obligaba a peinarle y a que le despiojara. A cambio, complacía todos los caprichos de Marieta. Pero ésta solo pensaba en huir. Una noche, Silván se quedó dormido sobre el regazo de la pastora, mientras ésta le peinaba. Entonces, Marieta apartó la cabeza del gigante, apoyada en su delantal, y la dejó de esa guisa encima de una piedra.
Cuando Silván despertó, llamó desesperado a Marieta, sin obtener respuesta, por lo que entró en una profunda depresión. Unos pastores aprovecharon para envenenarle la leche que bebía diariamente, Y Silván murió en la cueva.
Dicen que en Tella tienen reproducida la historia del gigante en el museo.
Jose Antonio Adell y Celedonio García recogen la historia de Silván de Tella, en la provincia de Huesca, que se dedicaba a robar ovejas para poder alimentarse. Tenía una larga cabellera, a tono con su gran estatura, y poseía un rostro monstruoso.
Se enamoró de Marieta, una bella y graciosa pastora , a la que un día tomó en sus brazos y se la llevó a la cueva donde él vivía. Allí la obligaba a peinarle y a que le despiojara. A cambio, complacía todos los caprichos de Marieta. Pero ésta solo pensaba en huir. Una noche, Silván se quedó dormido sobre el regazo de la pastora, mientras ésta le peinaba. Entonces, Marieta apartó la cabeza del gigante, apoyada en su delantal, y la dejó de esa guisa encima de una piedra.
Cuando Silván despertó, llamó desesperado a Marieta, sin obtener respuesta, por lo que entró en una profunda depresión. Unos pastores aprovecharon para envenenarle la leche que bebía diariamente, Y Silván murió en la cueva.
Dicen que en Tella tienen reproducida la historia del gigante en el museo.
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