Ese sentimiento que hacía tiempo que lo
carcomía volvía a hacer su aparición como una mancha de sangre, que
comenzaba como una gota para luego transformarse en una verdadera
laguna. Imperturbable, aún cuando sabía que ese pesar se transformaría
prontamente en un deseo desenfrenado de actuar, dejó en el suelo lo que
tenía en la mano y comenzó a respirar pausadamente. Aspiraba y Exhalaba,
aspiraba y exhalaba, una y otra vez. Sin embargo, la ansiedad iba en
preocupante aumento. Sus manos comenzaron a temblar y un frío hilo de
sudor recorrió su espalda. Por primera vez tuvo miedo. Una sensación de
pánico sin precedentes. Su corazón, como una máquina desincronizada,
bombeaba alocadamente y sin un patrón definido. Intentó calmarse,
encendiendo un nuevo cigarrillo. A esa altura de la noche llevaba
fumados más de treinta. Por su cabeza se sucedieron miles de imágenes
sin sentido que, a pesar de que buscaban serenarlo, lo turbaban todavía
más. Estaba casi sin control cuando comenzó a idear su nefasto plan. Aún
con la respiración entrecortada, armó el rudimentario artilugio como si
se tratase del marinero más calificado. Ya no buscaba la calma, solo
acabar con el suplicio de una vez por todas. Contó hasta 10, y un par de
números más seguramente...
Lo encontraron a la mañana siguiente, con la mirada perdida en la nada y suspendido de un cordel de paz infinita...
Lo encontraron a la mañana siguiente, con la mirada perdida en la nada y suspendido de un cordel de paz infinita...
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