Los Evangelistas nos hablaron de un Jesús que usaba las parábolas para explicarnos la realidad del Reino de Dios. Espero que estos cuentos os puedan conducir al mismo destino.
Un hombre feliz, que ama, no desea posesiones, no se deja llevar por el éxito, por el poder, por la posición o la autoridad. Es el infeliz, el desdichado, quien busca el poder y el éxito como un medio para fugarse de su propia insuficiencia.
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