Los Evangelistas nos hablaron de un Jesús que usaba las parábolas para explicarnos la realidad del Reino de Dios. Espero que estos cuentos os puedan conducir al mismo destino.
La gloria del mundo es transitoria, y no es ella la que nos da la dimensión de nuestra vida, sino la elección que hacemos de seguir nuestra leyenda personal, tener fe en nuestras utopías y luchar por nuestros sueños.
Jamás dejes que las dudas paralicen tus acciones. Toma siempre todas las decisiones que necesites tomar, incluso sin tener la seguridad o certeza de que estás decidiendo correctamente.
Toda porción de la tierra es nuestra patria, todo hombre es pariente y hermano, y esta unidad viene a desenmascarar toda separación de razas y pueblos, ricos y pobres..., he ahí el punto al que volvemos cuando la terrible necesidad o un delicado toque han abierto nuestros oídos y capacitado de nuevo a nuestro corazón para amar.
La vida cobra sentido cuando nos esforzamos por superar la tendencia ingenua al placer egoísta y nos comprometemos en un servicio. Si tomamos en serio este servicio, el sentido viene por sí solo.
Debéis desechar toda idea de posesión. La vida puede arrebataros las cosas que más queráis y hasta las personas que más amáis. Debéis permanecer alegres y dispuestos a separaros de todo. Si caéis en la depresión no podréis realizar la labor que se os ha encomendado. La alegría debe ser siempre vuestra norma.
La naturaleza produce en cantidad suficiente lo que necesitamos para cada día, y si cada uno se contentara con lo que necesita, y nada más, no habría ya pauperismo en este mundo y nadie se moriría de hambre.