-En realidad es muy simple - fue su respuesta - Yo los amaba.
Los Evangelistas nos hablaron de un Jesús que usaba las parábolas para explicarnos la realidad del Reino de Dios. Espero que estos cuentos os puedan conducir al mismo destino.
lunes, 24 de marzo de 2014
EL AMOR, LA ÚNICA FUERZA CREATIVA.
-En realidad es muy simple - fue su respuesta - Yo los amaba.
EL ACTORCITO.
Su mamá contaba que el niño había puesto su corazón en ello y ella temía que no fuera elegido.
El día que las partes de la obra fueron repartidas, estaba en la escuela.
El niño salió corriendo con los ojos brillantes, con orgullo y emoción.
Adivina qué mamá, gritó y luego dijo las palabras que permanecerán como una lección: He sido elegido para aplaudir y animar.
GOTITAS DE AGUA LLENAS DE AMOR.
“No subestimes las gotas, porque millones de ellas forman un océano. Todo acto que con amor realizamos, regresa a nosotros multiplicado”.
UN JOVEN Y EXITOSO EJECUTIVO.
VALORA A LAS PERSONAS QUE AMAS.

Prefiero que estreches suavemente mi mano ahora que estoy viv@ y no apoyes tu cuerpo sobre mi cuando yo muera.
Prefiero que hagas una sola llamada ahora que estoy viv@ y no emprendas un inesperado viaje cuando yo muera.
Prefiero que me regales una sola flor ahora que estoy viv@ y no me envíes un hermoso ramo cuando yo muera.
Prefiero que me digas unas palabras de aliento ahora que estoy viv@ y no un desgarrador poema cuando yo muera.
Prefiero escuchar un solo acorde de guitarra ahora que estoy viv@ y no una conmovedora serenata cuando yo muera.
Prefiero me dediques una leve plegaria ahora que estoy viv@ y no un poético epitafio sobre mi tumba cuando yo muera.
Prefiero disfrutar de los más mínimos detalles ahora que estoy viv@ y no de grandes manifestaciones cuando yo muera.
Prefiero escucharte un poco nervios@ diciendo lo que sientes por mí ahora que estoy viv@ y no un gran lamento porque no lo dijiste a tiempo.
Así que hazlo personalmente o ya sea con un mail, una llamada o con lo que sea, pero hazlo.
LOS CLAVOS DEL MAL GENIO.
LA VIDA ES UN ESPEJO.
LA ARENA Y LA ROCA.
Dice
una leyenda árabe que dos amigos viajaban por el desierto y discutieron.
Uno acabó dando al otro una bofetada. El ofendido se agachó y escribió
con sus dedos en la arena: “Hoy mi mejor amigo me ha dado una fuerte
bofetada en la cara”.
Continuaron el trayecto y llegaron a un oasis, donde decidieron bañarse. El que había sido abofeteado y herido empezó a ahogarse. El otro se lanzó a salvarlo. Al recuperarse del posible ahogamiento, tomó un estilete y empezó a grabar unas palabras en una enorme piedra. Al acabar se podía leer: “Hoy mi mejor amigo me ha salvado la vida”.
Intrigado su amigo, le preguntó:
¿Por qué cuando te hice daño escribiste en la arena y ahora escribes en una roca?
Sonriente, el otro respondió:
Cuando un gran amigo nos ofende, debemos escribir la ofensa en la arena, donde el viento del olvido y del perdón se encargará de borrarla y olvidarla. En cambio, cuando un gran amigo nos ayuda o nos ocurre algo grandioso, es preciso grabarlo en la piedra de la memoria del corazón, donde ningún viento de ninguna parte del mundo podrá borrarlo.
Continuaron el trayecto y llegaron a un oasis, donde decidieron bañarse. El que había sido abofeteado y herido empezó a ahogarse. El otro se lanzó a salvarlo. Al recuperarse del posible ahogamiento, tomó un estilete y empezó a grabar unas palabras en una enorme piedra. Al acabar se podía leer: “Hoy mi mejor amigo me ha salvado la vida”.
Intrigado su amigo, le preguntó:
¿Por qué cuando te hice daño escribiste en la arena y ahora escribes en una roca?
Sonriente, el otro respondió:
Cuando un gran amigo nos ofende, debemos escribir la ofensa en la arena, donde el viento del olvido y del perdón se encargará de borrarla y olvidarla. En cambio, cuando un gran amigo nos ayuda o nos ocurre algo grandioso, es preciso grabarlo en la piedra de la memoria del corazón, donde ningún viento de ninguna parte del mundo podrá borrarlo.
ADOPCIÓN.
¿Qué significa ser adoptado? Preguntó otro niño.
Significa - dijo la niña - que tú creces en el corazón de tu mamá en lugar de crecer en su vientre.
TÁCTICA.
Un creativo de publicidad que pasaba frente a él, se detuvo y observó unas pocas monedas en la gorra. Sin pedirle permiso tomó el cartel, le dio vuelta, tomó una tiza y escribió otro anuncio. Volvió a poner el pedazo de madera sobre los pies del ciego y se fue. Por la tarde el creativo volvió a pasar frente al ciego que pedía limosna. Ahora su gorra estaba llena de billetes y monedas. El ciego reconociendo sus pasos le preguntó si había sido él quien re-escribió su cartel y sobre todo, qué era lo que había escrito allí. El publicista le contestó: Nada que no sea tan cierto como tu anuncio, pero con otras palabras. Sonrió y siguió su camino. El ciego nunca lo supo, pero su nuevo cartel decía: ESTAMOS EN PRIMAVERA, Y... YO NO PUEDO VERLA.
EL NIÑO Y LA CAMARERA.
- ¿Cuánto cuesta un helado de chocolate con nueces? preguntó el niño - Cincuenta peniques, respondió la camarera. El niño saco su mano de su bolsillo y examinó un número de monedas.
- ¿Cuánto cuesta un helado solo?, volvió a preguntar.
En ese momento había algunas personas que estaban esperando por una mesa y la camarera ya estaba un poco impaciente.
- Treinta y cinco peniques, dijo ella bruscamente. El niño volvió a contar las monedas - Quiero el helado solo, dijo el niño. La camarera le trajo el helado con mala cara, puso la cuenta en la mesa y se fue. El niño terminó el helado, pagó en la caja y se fue.
Cuando la camarera volvió, ella empezó a limpiar la mesa y entonces le costo tragar saliva con lo que vio. Allí, puesto ordenadamente junto al plato vacío, había veinticinco peniques. ¡Su propina!
¡Jamás juzgues a alguien solo por las apariencias!
UNA VERDAD QUE DUELE, PERO MUY CIERTA.
"Usted creció en un mundo diferente, realmente casi primitivo", dijo en voz lo suficientemente alta para que lo escucharan alrededor.
"Los jóvenes de hoy crecimos con televisión, internet, teléfonos móviles, aviones jet, viajes al espacio. Nuestras sondas espaciales han visitado Marte. Tenemos naves con energía nuclear y autos eléctricos y de hidrógeno. Computadoras con procesos de velocidad de la luz…y más".
Luego de un breve silencio el señor mayor respondió:
"Tienes razón, hijo mío; nosotros no tuvimos esas cosas cuando éramos jóvenes...
¡ASÍ QUE LAS INVENTAMOS!
Ahora, dime arrogante, ¿qué estás haciendo TÚ PARA LA PROXIMA GENERACION?"
¡El aplauso fue ensordecedor!
CARRERA EMOTIVA.
domingo, 23 de marzo de 2014
DONANTE DE SANGRE.
Siendo solo un niño, no había comprendido al doctor; él pensaba que le daría toda su sangre a su hermana. Y aun así se la daba.
Da todo por quien ames.
LOS ZAPATOS DEL CAMPESINO.
Mi querido amigo - le dijo el profesor - nunca tenemos que divertirnos a expensas de los pobres. Tú eres rico y puedes darle una alegría a este hombre. Coloca una moneda en cada zapato y luego nos ocultaremos para ver cómo reacciona cuando las encuentre. Eso hizo y ambos se ocultaron entre los arbustos cercanos. El hombre pobre, terminó sus tareas, y cruzó el terreno en busca de sus zapatos y su abrigo. Al ponerse el abrigo deslizó el pie en el zapato, pero al sentir algo adentro, se agachó para ver qué era y encontró la moneda. Pasmado, se preguntó qué podía haber pasado. Miró la moneda, le dio vuelta y la volvió a mirar. Luego miró a su alrededor, para todos lados, pero no se veía a nadie. La guardó en el bolsillo y se puso el otro zapato; su sorpresa fue doble al encontrar la otra moneda. Sus sentimientos lo sobrecogieron; cayó de rodillas y levantó la vista al cielo pronunciando un ferviente agradecimiento en voz alta, hablando de su esposa enferma y sin ayuda y de sus hijos que no tenían pan y que debido a una mano desconocida no morirían de hambre. El estudiante quedó profundamente afectado y se le llenaron los ojos de lágrimas. Ahora, dijo el profesor ¿no estás más complacido que si le hubieras hecho una broma?
El joven respondió: "Usted me ha enseñado una lección que jamás olvidaré. Ahora entiendo algo que antes no entendía: es mejor dar que recibir".
UN GRANJERO TENÍA CARROCHOS PARA VENDER.
CONTRA EL RACISMO.
domingo, 2 de marzo de 2014
LA GUERRA DE LAS CAMPANAS.
Gianni Rodari (Extraído de
Cuentos por teléfono, Barcelona, Juventud, 1973.)
Érase una vez una guerra, una grande y terrible guerra,
que hacía morir a los soldados de uno y otro bando.
Nosotros estábamos en este bando y
nuestros enemigos estaban en el otro, y nos disparábamos
mutuamente día y noche, pero la guerra era tan larga que
llegó un momento en que empezó a escasear el bronce para
los cañones y en el que ya no nos quedaba hierro para
las bayonetas, etc.
Nuestro comandante, el Extrageneral
Bombón Tirón Pisarruidón, ordenó echar abajo todas las
campanas de los campanarios y fundirlas todas juntas
para hacer un grandísimo cañón: uno solo, pero lo
suficientemente grande como para ganar la guerra de un
solo disparo.
Para levantar aquel cañón fueron
necesarias cien mil grúas; para transportarlo al frente
se necesitaron noventa y siete trenes. El Extrageneral
se frotaba las manos de contento y decía:
- Cuando dispare mi cañón, los enemigos
huirán a la luna.
Llegó el gran momento. El cañonísimo fue
apuntado contra los enemigos. Nosotros nos habíamos
tapado los oídos con algodón porque el estallido podía
rompernos los tímpanos y la trompa de Eustaquio.
El Extrageneral Bombón Tirón Pisarruidón
ordenó:
- ¡Fuego!
El artillero pulsó un mando. Y de
improviso, desde un extremo hasta el otro del frente, se
oyó un gigantesco repique de campanas:
" ¡Din! ¡Don! ¡Dan! ".
Nosotros nos quitamos el algodón de los
oídos para oír mejor.
" ¡Din! ¡Don! ¡Dan! ", tronaba el
grandísimo cañón. Y el eco, con cien mil voces, resonaba
por montes y valles: " ¡Din! ¡Don! ¡Dan! ".
- ¡Fuego! - gritó el Extrageneral por
segunda vez - ¡Fuego, córcholis!.
El artillero pulsó el mando nuevamente y
otro concierto de campanas se difundió trinchera en
trinchera. Parecía como si tocaran a la vez todas las
campanas de nuestra patria. El Extrageneral se arrancaba
los cabellos de rabia y continuó arrancándoselos hasta
que sólo le quedó uno.
Luego hubo un momento de silencio. Y
entonces, desde el otro frente, como si fuera una señal,
respondió un alegre y ensordecedor " ¡Din! ¡Don! ¡Dan!
".
Porque debéis saber que el comandante de
los enemigos, el Muertismariscal Von Bombonen Tironen
Pisaruydonsson, también había tenido la idea de fabricar
un cañonísimo con las campanas de su país.
" ¡Din! ¡Dan! ", tronaba ahora nuestro
cañón.
" ¡Don! ", respondía el de los enemigos.
Y los soldados de los dos ejércitos
saltaban de las trincheras y corrían los unos hacia los
otros, bailando y gritando:
- ¡Las campanas, las campanas! ¡Es
fiesta! ¡Ha estallado la paz!.
El Extramariscal y el Muertiscal
subieron a sus coches y se fueron corriendo, y aunque
gastaron toda la gasolina, el son de las campanas
todavía les perseguía.sábado, 1 de marzo de 2014
LOS TRES HIJOS DEL REY.
Erase un rey que tenia tres hijos Poseia ademas muchas riquezas y posesiones que se extendían a lo largo y ancho de su reino. Pero su gran tesoro eran sus tres hijos, a quienes amaba entrañablemente y a los que había procurado educar desde pequeños.
De entre las riquezas que poseía su reino, le gustaba sobre todo un brillante de valor extrordinario,admirado en el mundo entero.

¿Para quién sería aquel brillante al repartir la herencia? Su padre les sometpó a una prueba. Seria para el que realizase la mayor hazaña en el dia señalado.
Al llegar la noche,cada uno relato los acontecimientos de la jornada.
El mayor habia dado muerte a un dragon que sembraba el panico por todo el reino.
El segundo venció a diez hombres bien armados con una pequeña daga.
El tercero dijo:"Sali esta mañana y encontre a mi mayor enemigo durmiendo al borde de un acantilado...y la deje segir durmiendo."
Entonces el rey se levanto del trono,abrazo a su hijo menor y le entrego el brillante.
De entre las riquezas que poseía su reino, le gustaba sobre todo un brillante de valor extrordinario,admirado en el mundo entero.

¿Para quién sería aquel brillante al repartir la herencia? Su padre les sometpó a una prueba. Seria para el que realizase la mayor hazaña en el dia señalado.
Al llegar la noche,cada uno relato los acontecimientos de la jornada.
El mayor habia dado muerte a un dragon que sembraba el panico por todo el reino.
El segundo venció a diez hombres bien armados con una pequeña daga.
El tercero dijo:"Sali esta mañana y encontre a mi mayor enemigo durmiendo al borde de un acantilado...y la deje segir durmiendo."
Entonces el rey se levanto del trono,abrazo a su hijo menor y le entrego el brillante.
Un gran Rey y sus tres hijos.
La forma de ejercer adecuadamente cualquier poder o autoridad es poniéndome al servicio de los demás.

Había una vez un poderoso rey que tenía tres hijos. Dudando sobre quién debía sucederlo en el trono, envió a cada uno de ellos a gobernar un territorio durante cinco años, al término de los cuales deberían volver junto a su padre para mostrarle sus logros.
Así marcharon los tres, cada uno a su lugar, alegres por poder ejercer como reyes. Pero al llegar descubrieron decepcionados que tan sólo se trataba de pequeñas villas con un puñado de aldeanos, en las que ni siquiera había un castillo.
- Seguro que a mis hermanos se les han dado reinos mayores, pero demostraré a mi padre que puedo ser un gran rey - se dijo el mayor. Y juntando a los pocos habitantes de su villa, les enseñó las artes de la guerra para formar un pequeño ejército con el que conquistar las villas vecinas. Así, su pequeño reino creció en fuerza y poder, y al cabo de los cinco años había multiplicado cien veces su extensión. Orgulloso, el joven príncipe reunió a aquellos primeros aldeanos, y viajó junto a su padre.
- Seguro que a mis hermanos se les han dado reinos mayores; sin duda mi padre quiere probar si puedo ser un gran rey - pensó el mediano. Y desde aquel momento inició con sus aldeanos la construcción del mayor de los palacios. Y tras cinco años de duro trabajo, un magnífico palacio presidía la pequeña aldea. Satisfecho, el joven príncipe viajó junto a su padre en compañía de sus fieles aldeanos.
- Seguro que a mis hermanos se les han dado reinos mayores, así que la gente de esta aldea debe de ser importante para mi padre - pensó el pequeño. Y resolvió cuidar de ellos y preocuparse por que nada les faltara. Durante sus cinco años de reinado, la aldea no cambió mucho; era un lugar humilde y alegre, con pequeñas mejoras aquí y allá, aunque sus aldeanos parecían muy satisfechos por la labor del príncipe, y lo acompañaron gustosos junto al rey.
Los tres hermanos fueron recibidos con alegría por el pueblo, con todo preparado para la gran fiesta de coronación. Pero cuando llegaron ante su padre y cada uno quiso contar las hazañas que debían hacerle merecedor del trono, el rey no los dejó hablar. En su lugar, pidió a los aldeanos que contaran cómo habían sido sus vidas.
Así, los súbditos del hijo mayor mostraron las cicatrices ganadas en sus batallas, y narraron todo el esfuerzo y sufrimiento que les había supuesto extender su reino. El hermano mayor sería un rey temible, fuerte y poderoso, y se sentían orgullosos de él.
Los súbditos del mediano contaron cómo, bajo el liderazgo del príncipe, habían trabajado por la mañana en el campo y por la tarde en la obra para construir tan magnífico palacio. Sin duda sería un gran rey capaz de los mayores logros, y se sentían orgullosos de él.
Finalmente, los súbditos del pequeño, medio avergonzados, contaron lo felices que habían sido juntos a aquel rey humilde y práctico, que había mejorado sus vidas en tantas cosas. Como probablemente no era el gran rey que todos esperaban, y ellos le tenían gran afecto, pidieron al rey que al menos siguiera gobernando su villa.
Acabadas las narraciones, todos se preguntaban lo mismo que el rey ¿Cuál de los príncipes estaría mejor preparado para ejercer tanto poder?
Indeciso, y antes de tomar una decisión, el rey llamó uno por uno a todos sus súbditos y les hizo una sola pregunta:
- Si hubieras tenido que vivir estos cinco años en una de esas tres villas, ¿cuál hubieras elegido?
Todos, absolutamente todos, prefirieron la vida tranquila y feliz de la tercera villa, por muy impresionados que estuvieran por las hazañas de los dos hermanos mayores.
Y así, el más pequeño de los príncipes fue coronado aquel día como el más grande de los reyes, pues la grandeza de los gobernantes se mide por el afecto de sus pueblos, y no por el tamaño de sus castillos y riquezas.
Autor.. Pedro Pablo Sacristán
Había una vez un poderoso rey que tenía tres hijos. Dudando sobre quién debía sucederlo en el trono, envió a cada uno de ellos a gobernar un territorio durante cinco años, al término de los cuales deberían volver junto a su padre para mostrarle sus logros.
Así marcharon los tres, cada uno a su lugar, alegres por poder ejercer como reyes. Pero al llegar descubrieron decepcionados que tan sólo se trataba de pequeñas villas con un puñado de aldeanos, en las que ni siquiera había un castillo.
- Seguro que a mis hermanos se les han dado reinos mayores, pero demostraré a mi padre que puedo ser un gran rey - se dijo el mayor. Y juntando a los pocos habitantes de su villa, les enseñó las artes de la guerra para formar un pequeño ejército con el que conquistar las villas vecinas. Así, su pequeño reino creció en fuerza y poder, y al cabo de los cinco años había multiplicado cien veces su extensión. Orgulloso, el joven príncipe reunió a aquellos primeros aldeanos, y viajó junto a su padre.
- Seguro que a mis hermanos se les han dado reinos mayores; sin duda mi padre quiere probar si puedo ser un gran rey - pensó el mediano. Y desde aquel momento inició con sus aldeanos la construcción del mayor de los palacios. Y tras cinco años de duro trabajo, un magnífico palacio presidía la pequeña aldea. Satisfecho, el joven príncipe viajó junto a su padre en compañía de sus fieles aldeanos.
- Seguro que a mis hermanos se les han dado reinos mayores, así que la gente de esta aldea debe de ser importante para mi padre - pensó el pequeño. Y resolvió cuidar de ellos y preocuparse por que nada les faltara. Durante sus cinco años de reinado, la aldea no cambió mucho; era un lugar humilde y alegre, con pequeñas mejoras aquí y allá, aunque sus aldeanos parecían muy satisfechos por la labor del príncipe, y lo acompañaron gustosos junto al rey.
Los tres hermanos fueron recibidos con alegría por el pueblo, con todo preparado para la gran fiesta de coronación. Pero cuando llegaron ante su padre y cada uno quiso contar las hazañas que debían hacerle merecedor del trono, el rey no los dejó hablar. En su lugar, pidió a los aldeanos que contaran cómo habían sido sus vidas.
Así, los súbditos del hijo mayor mostraron las cicatrices ganadas en sus batallas, y narraron todo el esfuerzo y sufrimiento que les había supuesto extender su reino. El hermano mayor sería un rey temible, fuerte y poderoso, y se sentían orgullosos de él.
Los súbditos del mediano contaron cómo, bajo el liderazgo del príncipe, habían trabajado por la mañana en el campo y por la tarde en la obra para construir tan magnífico palacio. Sin duda sería un gran rey capaz de los mayores logros, y se sentían orgullosos de él.
Finalmente, los súbditos del pequeño, medio avergonzados, contaron lo felices que habían sido juntos a aquel rey humilde y práctico, que había mejorado sus vidas en tantas cosas. Como probablemente no era el gran rey que todos esperaban, y ellos le tenían gran afecto, pidieron al rey que al menos siguiera gobernando su villa.
Acabadas las narraciones, todos se preguntaban lo mismo que el rey ¿Cuál de los príncipes estaría mejor preparado para ejercer tanto poder?
Indeciso, y antes de tomar una decisión, el rey llamó uno por uno a todos sus súbditos y les hizo una sola pregunta:
- Si hubieras tenido que vivir estos cinco años en una de esas tres villas, ¿cuál hubieras elegido?
Todos, absolutamente todos, prefirieron la vida tranquila y feliz de la tercera villa, por muy impresionados que estuvieran por las hazañas de los dos hermanos mayores.
Y así, el más pequeño de los príncipes fue coronado aquel día como el más grande de los reyes, pues la grandeza de los gobernantes se mide por el afecto de sus pueblos, y no por el tamaño de sus castillos y riquezas.
Autor.. Pedro Pablo Sacristán
EL REY Y SUS TRES HIJOS.
Cierta
vez existió un rey que tenía tres hijos dotados de las mismas
cualidades de modo que era difícil escoger, entre ellos, quien iba
recibir el legado del Reino.
Entonces acudió a un sabio de la región para recibir su consejo. El sabio ideó el plan y aconsejó al rey:
- Vete de peregrinación.
Así
el rey llamó a sus tres hijos y les dio a cada uno la misma cantidad de
semillas de unas hermosas flores. Luego, antes de marcharse, les dio la
siguiente instrucción:
-
Preservad estas semillas tan bien como os sea posible, porque vuestras
vidas dependen de ellas. Y, cuando regrese me informaréis de lo ocurrido
con ellas.
El primer hijo, el mayor, el que mejor sabía conducirse, el más artero y pulcro, dijo:
-
Guardaré estas semillas en una caja fuerte, de modo que para cuando
regrese mi padre estarán tal cual me los ha dado, ya que de ello depende
mi vida. -Y procedió con la idea de guardarlo tal como se propuso.
El segundo hijo, dijo:
-
Como las semillas deben ser preservadas, mientras dure la ausencia de
mi padre, las venderé y guardaré el dinero, y, el día que él regrese,
las volveré a comprar y él no se dará cuenta, sin embargo las especies
estarán tan frescas como me los dio, pues guardarlo no puedo porque hay
el riesgo de que se pudran. -Y así lo hizo.
El tercer hijo, dijo:
-
Lo que nos dio son semillas, eso debe significar algo. Y, como las
semillas están hechas para germinar y crecer en la superficie de la
tierra, prepararé el terreno y las sembraré sobre ella para que adorne
el jardín.
Al
cabo de un año, el padre regresó y, evidentemente, examinó a cada uno
de sus hijos. El hijo mayor abrió la caja fuerte y dijo a su padre:
- Mi señor, aquí tiene las semillas que me las dio; están bien conservadas, tal como usted me las dio.
Pero, el rey, dijo:
- ¡Estúpido! Las semillas no se conservan en cajas de seguridad; solo se preservan si las dejas morir y le permites renacer.
Luego se dirigió al segundo hijo diciendo:
-
Tú entendiste mejor que tu hermano mayor. Pero, como la cantidad de las
semillas sigue siendo la misma y que ellas se multiplican en millones,
naturalmente, has cometido un grave error en el intento de preservar tal
cual te las di.
Después se dirigió al menor, quien le condujo hacia el jardín para mostrárselo, diciendo:
-
Padre, yo las esparcí por el suelo y se han convertido en plantas. Sin
embargo, pronto florecerán y harán sus propias semillas de modo que
usted las recogerá multiplicado en millones.
El rey declaró:
-
¡Ganaste la prueba, muchacho! ¡Tú serás mi sucesor! Porque la única
forma de preservar la semilla es permitiéndole morir para que pueda
renacer.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)