Obsérvate a ti mismo.
A medida que te observes,
no sólo mentalmente,
sino como un observador imparcial,
dejarás tu existencia mecánica
y de marioneta,
y llegarás a ser
discípulo de Jesucristo.
Los Evangelistas nos hablaron de un Jesús que usaba las parábolas para explicarnos la realidad del Reino de Dios. Espero que estos cuentos os puedan conducir al mismo destino.
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