Nadie hace las cosas malas adrede,
fríamente, por maldad,
por la sencilla razón de que
el componente sustancial de nuestro ser
es el amor, la bondad, la felicidad,
la belleza, la inteligencia
como luz de la verdad.
Si esta sustancia está ahogada
por los miedos, por el sufrimiento,
la única solución es sacar lo que estorba.
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