Los Evangelistas nos hablaron de un Jesús que usaba las parábolas para explicarnos la realidad del Reino de Dios. Espero que estos cuentos os puedan conducir al mismo destino.
No es posible comprar ni vender ni repetir esa Realidad; no es posible hallarla en libros. Se la tiene que encontrar en un instante, en una sonrisa, en una lágrima, debajo de una hoja muerta, en los pensamientos errantes, en la plenitud del amor.
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