Jesús era portador de la luz
y por eso predicaba las cosas
más extrañas al judaísmo,
a sus creencias e interpretaciones religiosas;
hablaba con las mujeres,
comía con ladrones y prostitutas.
Pero además
interpretaba la Ley en profundidad,
saltándose las reglas y sus formas.
Los sabios y poderosos tenían que eliminarlo.
Cuentan que un rey godo
se emocionó al oír el relato
de la pasión y muerte de Jesús,
y dijo: "¡De estar yo allí,
no lo hubieran matado!"
¿Lo crees así, como ese rey godo?
Duermes.
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