La gente insegura
no deseas la felicidad de verdad,
porque teme el riesgo de la libertad y,
por ello,
prefiere la droga de los deseos.
Con los deseos vienen
el miedo, la ansiedad, las tensiones y...,
por descontado,
la desilusión y el sufrimiento continuos.
Vas de la exaltación
al desespero.
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