Donde hay amor no hay deseos.
Y por eso no existe ningún miedo.
Si amas de verdad a tu amigo,
tendrías que poder decirle sinceramente:
"Así, sin los cristales de los deseos,
te veo como eres,
y no como yo desearía que fueses,
y así te quiero ya,
sin miedo a que te escapes,
a que me faltes,
a que no me quieras."
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