KAHLIL GIBRAN
Había en la antigua ciudad de Afkar dos eruditos que se odiaban entre sí y que cada uno despreciaba la sabiduría del otro, pues uno creía en la existencia de los dioses y el otro no.
Un día se encontraron en la plaza del mercado y en medio de sus seguidores empezaron a discutir sobre la existencia o la no existencia de los dioses. Tras largas horas de apasionada disputa se fueron cada uno por su lado.
Esa tarde, el incrédulo fue al templo, se arrodilló ante el altar y pidió a los dioses que le perdonaran su pasada impiedad.
Y a la misma hora, el otro erudito que había defendido la existencia de los dioses, quemó todos sus libros sagrados, pues se había vuelto incrédulo.
Había en la antigua ciudad de Afkar dos eruditos que se odiaban entre sí y que cada uno despreciaba la sabiduría del otro, pues uno creía en la existencia de los dioses y el otro no.
Un día se encontraron en la plaza del mercado y en medio de sus seguidores empezaron a discutir sobre la existencia o la no existencia de los dioses. Tras largas horas de apasionada disputa se fueron cada uno por su lado.
Esa tarde, el incrédulo fue al templo, se arrodilló ante el altar y pidió a los dioses que le perdonaran su pasada impiedad.
Y a la misma hora, el otro erudito que había defendido la existencia de los dioses, quemó todos sus libros sagrados, pues se había vuelto incrédulo.
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