A un discípulo que pedía la sabiduría le dijo el Maestro: "Prueba a hacer lo siguiente: cierra los ojos y trata de verte a ti mismo y a todo ser viviente arrojados desde lo alto de un precipicio. Cada vez que te agarres a algo para detener tu caída, entiende que ese algo también cae contigo..."
El discípulo hizo la prueba y ya nunca volvió a ser el mismo.
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