Los discípulos se hallaban enzarzados en una acalorada discusión acerca de la causa del sufrimiento humano.
Unos decían que la causa era el egoísmo. Otros, que el error. Y otros, por último, que la incapacidad para distinguir lo real de lo irreal.
Cuando le preguntaron al Maestro, éste dijo. "Todo sufrimiento proviene de la incapacidad para sentarse tranquilamente y estar solo".
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