A pesar de toda su santidad, el Maestro daba una cierta impresión de oponerse a la religión. Esto era algo que desconcertaba siempre a los discípulos, los cuales, a diferencia del Maestro, equiparaban religión y espiritualidad.
"Tal como hoy es practicada, la religión se refiere fundamentalmente a castigos y recompensas. En otras palabras, produce temor y avidez, las dos cosas que más destruyen la espiritualidad".
Y más tarde añadió con tristeza: "Es algo así como tratar de combatir una inundación con agua, o como pretender apagar un incendio con fuego".
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