La Buena Nueva fue rechazada
porque no querían la liberación personal,
sino un caudillo que los guiase.
Tememos al riesgo de volar por nosotros mismos,
a la libertad, a la soledad,
y preferimos ser esclavos de unos esquemas.
Nos atamos voluntariamente,
llenándonos de pesadas cadenas,
y luego nos quejamos de no ser libres.
¿Quién puede liberarte si ni tú mismo
eres consciente de tus cadenas?
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