Había una vez un árabe que viajaba en la noche,
y sus esclavos, a la hora del descanso,
se encontraron con que no tenían
más que diecinueve estacas para atar
a sus veinte camellos.
El amo les dijo:
"Simulad que claváis una estaca
cuando lleguéis al camello número veinte, pues,
como el camello es un animal tan estúpido,
creerá que está atado."
Cuando todos se pusieron en movimiento,
el camello suelto continuó quieto.
El amo ordenó:
"Haced el gesto de desatar la cuerda,
pues el tonto aún se cree atado."
Entonces el camello se levantó
y se puso a caminar con los demás.
Si estamos programados,
somos incapaces de ver o decidir
por nosotros mismos.
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