No te identifiques con las formas que cambian,
ni te apegues a ellas,
ni las rechaces.
No les pongas etiquetas,
ni las valores dándoles una importancia que no tienen.
Llámalas por su nombre:
son formas, nada más.
Cuando las mires tales como son,
perderán importancia y
se replegarán a su lugar.
Descubrirás que no eran más que alucinaciones
del sueño de un ser dormido.
Lo que es, es,
y sólo es por su propia causa.
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