El misterio de la silla vacía.
Una joven cristiana vietnamita, acudió a un sacerdote para pedirle que fuera a rezar junto a su padre que estaba gravemente enfermo.
Una joven cristiana vietnamita, acudió a un sacerdote para pedirle que fuera a rezar junto a su padre que estaba gravemente enfermo.
El enfermo estaba en la cama apoyado en un par de almohadas. Junto a su cama había una silla vacía. "Veo que usted me esperaba", dijo el sacerdote cuando ya estaban solos.
"No, ¿quién es usted?" replicó el enfermo.
El cura le dijo quién era y cómo le había llamado la atención la silla vacía junto a su cama.
"Ah, ya!”, dijo el hombre, e hizo una seña al sacerdote para que se acercara a él. "Nunca he contado esto a nadie, ni siquiera a mi hija. Durante muchos años, nunca supe hacer oración. Cierto que en la iglesia escuchaba hablar sobre la oración, pero no retenía nada. Desistí de todo intento de hacer oración.
Hasta que un día, hace cuatro años, : un buen amigo me dijo: Juan, la oración es algo tan sencillo como tener una conversación con Jesús. Te recomiendo que te sientes y coloques una silla vacía delante de ti. Y añadió: Con la ayuda de la fe, mira a Jesús sentado en ella frente a ti. Esto no es una fantasía, porque él prometió que estaría con nosotros siempre. Así que háblale del mismo modo que lo haces ahora conmigo.
Probé, y me gustó tanto que así lo hago dos horas al día desde entonces. Creo que, si mi hija me hubiera visto hablando a una silla vacía, me habría llevado al manicomio".
El sacerdote, conmovido, le animó a continuar con este modo de orar y volvió a su casa.
Dos días después, la hija le visitó y comunicó que su padre acababa de fallecer: "Lo encontré muerto al volver de hacer la compra; hay algo curioso en su muerte. Al parecer, justo antes de morir, papá-se incorporó y reclinó su cabeza sobre la silla que está junto a la cama. ¿Qué le parece esto?
El sacerdote se enjugó una lágrima y respondió: "Ojalá todos pudiéramos morir así .
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