No sabiendo qué hacer, decidió buscar al Maestro y le dijo: "¿Qué va a ser de mí? No tengo dinero ni amigos..."
"No te preocupes, hijo mío. Fíjate en lo que te digo: todo volverá a ir estupendamente.
Un rayo de esperanza brilló en los ojos del joven: "¿Volveré a ser rico otra vez?"
"No, sino que conseguirás acostumbrarte a estar solo y sin un céntimo".
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