Para despertar,
debes darte cuenta del dolor,
de la aflicción,
del desasosiego que sufres.
¿Cuál es el motivo,
de dónde sale en verdad
ese sufrimiento?
Si dices que estás molesto
porque alguien se ha portado mal contigo,
no se puede entender que te castigues
porque otro se comportó mal.
Tiene que haber un motivo
más personal y escondido.
Obsérvate para darte cuenta
de dónde nace el malestar.
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