El responsable de tu enojo eres tú,
aun cuando otro haya provocado el conflicto.
El apego, y no el conflicto,
es lo que te hace sufrir.
Tienes miedo a la imagen que el otro tiene de ti,
a perder su amor,
a reconocer que amas una imagen.
Todo miedo es un impedimento
para que el amor surja.
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