Los niños son los únicos
que ven las cosas como son.
Ven a las personas sin etiquetas,
sin prejuicios,
y responden con espontaneidad a la realidad,
sin interferencias.
Los prejuicios y los miedos se los inculcamos los mayores
de manera inconsciente, como hábito.
¡Qué peligrosa es la inconsciencia!
Para liberarte de los prejuicios,
sólo tienes la conciencia.
Si no, serás esclavo del inconsciente.
Es la concienca la que te puede liberar.
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