Dos
monjes iban viajando juntos y tenían que atravesar un río caudaloso,
en la orilla estaba una mujer que les pidió por favor que le ayudaran a
cruzar, pues ella no podía hacerlo por sí sola.
Uno de los monjes, obedeciendo las reglas de su Orden que prohibía a los monjes hablar o tocar a cualquier mujer, la ignoró y atravesó el río.
El otro monje se compadeció de la mujer, la cargó en brazos y la llevó al otro lado del río, donde se despidió de ella y luego los dos monjes continuaron su viaje.
Durante el camino el monje que cumplió las reglas iba enfadado, recordando lo que había hecho su compañero.
Tras muchas horas de viaje y muchos kilómetros recorridos el primer monje seguía pensando en lo ocurrido y cuando no aguantó más su enojo, recriminó a su compañero por haber desobedecido las reglas. Le dijo:
– Sabes que te arriesgas a ser expulsado, por haber deshonrado a la Congregación tocando y hablando a esa mujer.
El segundo monje le respondió:
“Yo solo, viendo que había un ser humano en apuros traté de ayudarle lo mejor que pude. Tomé a la mujer en mis brazos, crucé el rio y la dejé en la otra orilla, pero veo qué tu sigues cargando con ella”´
Uno de los monjes, obedeciendo las reglas de su Orden que prohibía a los monjes hablar o tocar a cualquier mujer, la ignoró y atravesó el río.
El otro monje se compadeció de la mujer, la cargó en brazos y la llevó al otro lado del río, donde se despidió de ella y luego los dos monjes continuaron su viaje.
Durante el camino el monje que cumplió las reglas iba enfadado, recordando lo que había hecho su compañero.
Tras muchas horas de viaje y muchos kilómetros recorridos el primer monje seguía pensando en lo ocurrido y cuando no aguantó más su enojo, recriminó a su compañero por haber desobedecido las reglas. Le dijo:
– Sabes que te arriesgas a ser expulsado, por haber deshonrado a la Congregación tocando y hablando a esa mujer.
El segundo monje le respondió:
“Yo solo, viendo que había un ser humano en apuros traté de ayudarle lo mejor que pude. Tomé a la mujer en mis brazos, crucé el rio y la dejé en la otra orilla, pero veo qué tu sigues cargando con ella”´
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