domingo, 8 de mayo de 2016

EDUCACIÓN.

El Maestro, que recelaba del saber y la erudición en lo tocante a la divinidad, no perdía nunca la ocasión de estimular al estudio de las artes, las ciencias y cualesquiera otros conocimientos. Por ello no constituyó ninguna sorpresa el que aceptara encantado cuando le invitaron a hablar ante el claustro de la Universidad.

Llegó con una hora de adelanto y tuvo tiempo de pasearse por el "campus" y admirar los medios de que disponía, totalmente inexistentes en su tiempo.

Como era típico en él, su alocución al claustro duró menos de un minuto. Lo que dijo fue:

"Laboratorios y bibliotecas,
vestíbulos, pórticos y arcadas,
doctas conferencias...
Todo ello no servirá de nada
si no hay además
un corazón juicioso
y una mirada perspicaz".

No hay comentarios:

Publicar un comentario