"¿Cuál es la clase de persona a que da lugar la Iluminación?
Y el Maestro dijo:
"La persona cívica y no partidista,
que no se deja atar a un plan preconcebido,
que toma las cosas como vienen,
que no siente remordimientos por el pasado
ni ansiedad por el futuro,
que se va cuando la echan
y viene cuando la llaman,
que es como un poderoso vendaval,
como una pluma al viento,
como las hierbas que flotan en el río,
cual piedra de molino que gira dócilmente,
que ama por igual a toda la creación
porque el cielo y la tierra
son iguales para todos...
así es la persona producto de la Iluminación".
Al oír estas palabras, uno de los discípulos más jóvenes exclamó: "¡Esa clase de doctrina no es para los vivos, sino para los muertos!", y se marchó para nunca más volver.
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