Hace muchos años, unas majestuosas
grullas dedicaban todos sus esfuerzos a remover la tierra, que había
recibido hace poco tiempo, los tiernos granos de trigo. Unos granos, que
amenazaban con desaparecer totalmente, si el labrador que tan
afanosamente los había plantado, no ponía remedio.
Tras barajar muchas soluciones, comenzó a usar una honda vacía, para intentar espantar a esas dañinas grullas, que parecían estar dispuestas a terminar con todas sus semillas. Una solución, con la que consiguió espantarlas por un largo período de tiempo. Desgraciadamente para él, los astutos los pájaros se dieron cuenta del engaño y volvieron a sus tierras, para continuar comiéndose el trigo.
Desesperado ante la pérdida de gran parte de su cosecha, el labrador tomó la drástica decisión de cargar su honda con grandes piedras, para golpear a los malvados pájaros y darles un buen escarmiento. Viendo las grullas, el tamaño de los proyectiles y temiendo que alguno de ellos pudiera destruir su hermoso plumaje, alzaron el vuelo y nunca más volvieron a pasar por las tierras del labrador.
Moraleja: si es imposible que nuestras palabras den a entender lo que queremos transmitir a los demás, es necesario que realicemos alguna acción que las haga entender.
Tras barajar muchas soluciones, comenzó a usar una honda vacía, para intentar espantar a esas dañinas grullas, que parecían estar dispuestas a terminar con todas sus semillas. Una solución, con la que consiguió espantarlas por un largo período de tiempo. Desgraciadamente para él, los astutos los pájaros se dieron cuenta del engaño y volvieron a sus tierras, para continuar comiéndose el trigo.
Desesperado ante la pérdida de gran parte de su cosecha, el labrador tomó la drástica decisión de cargar su honda con grandes piedras, para golpear a los malvados pájaros y darles un buen escarmiento. Viendo las grullas, el tamaño de los proyectiles y temiendo que alguno de ellos pudiera destruir su hermoso plumaje, alzaron el vuelo y nunca más volvieron a pasar por las tierras del labrador.
Moraleja: si es imposible que nuestras palabras den a entender lo que queremos transmitir a los demás, es necesario que realicemos alguna acción que las haga entender.
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