CONVERSIÓN.
A un grupo de sus discípulos que estaban tremendamente ilusionados con una peregrinación que iban a emprender les dijo el Maestro: "Llevad con vosotros esta calabaza amarga y aseguraos de que la bañáis en todos los ríos sagrados y la introducís con vosotros en todos los santuarios por los que paséis".
Cuando regresaron los discípulos, la amarga calabaza fue cocinada y posteriormente servida como comida sacramental.
"Es extraño", dijo con toda intención el Maestro después de haberla probado, "el agua sagrada y los santuarios no han conseguido endulzarla".
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