Todo el mundo sabía que el Maestro estaba de parte de los revolucionarios, aun a riesgo de suscitar las iras del Gobierno.
Cuando le preguntaron por qué no se comprometía activamente en la revolución social, respondió con este enigmático proverbio:
"Siéntate tranquilamente
y no hagas nada.
La primavera llega
y la hierba crece".