viernes, 7 de febrero de 2014

LA PALOMA DE LA PAZ.



Ocurrió hace un tiempo atrás en algún lugar de nuestra madre tierra en donde dos tribus humanas de disputaban el poder total. Ambas tribus tenían un mismo concepto, aquella que obtenga el “cetro de los ancestros” dominaría sobre toda aquella tierra y sus habitantes.  Esta creencia se remonta hacia una época pasada en donde ambas tribus convivía en paz gobernadas por un solo líder.  El creó un cetro especial con el cual simbolizaba la unión de ambas tribus. En medio de esto existía un acuerdo de cómo se elegiría al próximo jefe de ambas tribus. Se irían alternando uno de cada tribu. 

Pasaron muchos años de paz hasta que un día este cetro fue robado. El ladrón fue visto y perseguido, pero no estaba solo. Un grupo de personas opositoras al método de gobierno salieron al encuentro para defender a aquel ladrón. En medio de la pelea el jefe fue herido de muerte, el ladrón asesinado y el cetro se perdió.
Así fue cómo se originó esta disputa.  La tribu al que el ladrón pertenecía enseguida fue acusada de querer tomar el poder total y en medio, un puñado de personas que no querían que existiese tal unión destruía la poca paz que quedaba. Al final todo esto desencadenó una guerra entre ambas tribus.

Todos luchaban por obtener ese cetro, se olvidaron su significado sustituyéndolo por la idea de que el le daría el poder sobre todo. Los días pasaron y la situación no cambiaba, la miseria y la pobreza se empezaron a notar por doquier.  Parecía que esta contienda nunca iba a terminar hasta que un día…

Ambos ejércitos encontraron el lugar en donde se encontraba el cetro. Era una casa en ruinas en medio del campo. Dentro de ella, sobre una mesa libre y a la intemperie estaba el objeto tan deseado. Ambos bandos se vieron la cara bien de cerca. Una pausa inexplicable se apoderó de ellos. Estaban inmóviles mirándose entre ellos y al cetro.  Una paloma se había posado en la punta de el. Cuando estuvieron a punto de liquidarla, una bandada de palomas pasó fuertemente entre medio de ellos llevándose consigo el objeto de la disputa. Sobre la mesa sólo quedó aquella inocente paloma, pero esta vez sin el cetro sobre sus pies.

Confundidos los guerreros dejaron de luchar entre si, se quedaron en silencio alrededor de aquella mesa. Sin el cetro ya no tenían motivos para luchar. Podían elegir continuar peleándose entre ellos, pero ya sería más una conquista que una disputa por el poder de ambas tribus. Afortunadamente este hecho de la naturaleza se apoderó de sus corazones y los llevó a la reflexión. Decidieron que aquel lugar sería la frontera divisoria de ambas tribus, pero que crearían en aquel lugar una aldea en la cual ambas tribus pudiesen comerciar e interactuar en paz.

No se sabe si alguna vez volvió a haber un conflicto nuevamente, todo lo que se puede ver son dos naciones hermanas en paz y en medio de ellas una hermosa ciudad en cuya plaza central se halla una paloma de bronce símbolo de la paz entre ambas naciones. Sobre aquel cetro no se supo nunca más nada, ni tampoco nunca más nadie intento destruir la paz.
Carlos A. Tirado

No hay comentarios:

Publicar un comentario