El Maestro desaprobaba invariablemente todo cuanto pareciera sensacional. Lo divino, solía afirmar, sólo se encuentra en lo normal y ordinario.
En cierta ocasión se oyó como el Maestro le día a un discípulo obstinado en practicar ciertas formas de ascetismo rayanas en lo extravagante: "La santidad es algo misterioso: cuanto mayor es, menos se ve".
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