Le decía un viajero a uno de los discípulos: "He recorrido una enorme distancia para escuchar al Maestro, pero sus palabras me han parecido de lo más vulgar".
"No debes escuchar sus palabras. Escucha su mensaje".
"¿Y cómo se hace eso?"
"Toma una de las frases que él diga y agítala con fuerza hasta que se desprendan todas las palabras. Lo que quede hará que arda tu corazón".
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