Un día preguntó el Maestro: "En vuestra opinión, ¿cuál es la pregunta religiosa más importante?"
A modo de respuesta, escuchó muchas preguntas:
"¿Existe Dios?"
"¿Quién es Dios?"
"¿Cuál es el camino hacia Dios?"
"¿Hay vida después de la muerte?"
"No"; dijo el Maestro, "la pregunta más importante es: ´¿Quién soy yo?´"
Los discípulos se hicieron alguna idea de lo que el Maestro quería insinuar cuando, por casualidad, le oyeron hablar con un predicador:
Maestro: "Así pues, según tú, cuando hayas muerto tu alma estará en el cielo, ¿no es así?
Predicador: "Sí, así es".
Maestro: "¿Y tu cuerpo estará en la tumba...?"
Predicador: "Exactamente".
Maestro: "¿Y dónde, si me permites la pregunta, estarás tú?"
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