Aquel día era el cumpleaños de una discípula.
"¿Qué quieres que te regale por tu cumpleaños?", le preguntó el Maestro.
"Algo que me proporcione la Iluminación", le respondió ella.
El Maestro sonrió. "Dime, querida", le preguntó, "cuando nacieste, ¿entraste en el mundo como si fueses una estrella caída del cielo o brotaste de él igual que brota una hoja de un árbol?"
La discípula se pasó el día meditando la extraña pregunta del Maestro. Al fin, vio de pronto la respuesta y adquirió la Iluminación".
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