"¿Qué he de hacer para amar a mi prójimo?"
"Deja de odiarte a ti mismo".
El discípulo meditó larga y seriamente estas palabras y regresó a decirle al Maestro: "Pero si yo me amo demasiado a mi mismo... Si soy un egoísta y un egocéntrico... ¿Cómo puedo librarme de ello?"
"Sé cordial contigo mismo y tu ego quedará satisfecho y te dejará en libertad para amar a tu prójimo".
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