martes, 19 de mayo de 2015

DIBUJANDO UNA SERPIENTE CON PATAS


 
En el Reino de Chu, un hombre que había hecho una ofrenda a la divinidad, dio a sus ayudantes la copa de vino del sacrificio.
         - No es bastante para todos nosotros – dijeron los hombres –, pero es más que suficiente para uno. Dibujemos cada uno una serpiente en el suelo, y el vino será para el que termine primero.
         El hombre que acabó primero, tomó la copa, pero sosteniéndola con la mano izquierda siguió dibujando con la derecha.
         - Hasta puedo añadirle patas – dijo.
         Antes que las terminara, otro de los ayudantes concluyó su dibujo y le arrebató la copa.
         - La serpiente no tiene patas – dijo este último –, ¿por qué se las agrega?
         Así diciendo, bebió el vino. Y el que había dibujado las patas se quedó sin beber.

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