En la residencia de
cierto tonto había un taburete; éste era demasiado bajo, y cada vez que el
hombre quería usarlo, se veía obligado a levantarlo sobre ladrillos. Aburrido
de esta complicada maniobra, pensó cómo solucionar el problema, y un buen día
tuvo una súbita inspiración, llamó a un criado y le pidió que subiera el
taburete al piso primero.
Al sentarse encontró que el taburete
era tan bajo como en el piso inferior.
- ¡Y así dicen que es más alto en este
piso! – dijo –. ¡Pues yo no lo encuentro!
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