Había una vez dos
miopes y ninguno de los dos quería admitir su desgracia; por el contrario, cada
cual quería probar al otro que tenía muy buena vista.
Un día se enteraron de que una familia
de la vecindad llevaría un exvoto al templo. Cada uno por su lado averiguó en
secreto la inscripción que grabarían. El día en que el panel iba a ser
colocado, llegaron juntos al templo. Levantando los ojos, uno de ellos exclamó:
- ¡Qué bello panel!, «gloriosa es tu
fama», reza la inscripción de cuatro grandes jeroglíficos.
- Eso no es todo – agregó el otro –, hay
otra corrida de pequeños jeroglíficos que usted no ha visto. En ellos están el
nombre del calígrafo y la fecha de la obra.
Al oírlos, una de las personas allí
presentes preguntó:
- ¿De qué hablan ustedes?
- Estamos discutiendo a propósito de
la inscripción que acabamos de leer en el panel del exvoto – contestaron los
dos.
Todos rompieron a reír.
- ¡Ustedes están ante un muro desnudo,
el panel no ha sido colocado aún! – les dijeron.
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