Había una vez un
hombre rico en el Reino de Song. Después de un
aguacero, el muro de su casa comenzó a desmoronarse.
- Si no repara ese muro – le dijo a su
hijo –, por ahí va a entrar un ladrón.
Un viejo vecino le hizo la misma
advertencia.
Por cierto, aquella misma noche le fue
robada una gran suma de dinero.
Entonces el hombre rico elogió la
inteligencia de su hijo; pero desconfió de su viejo vecino.
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