martes, 19 de mayo de 2015

EL PERRO QUE AVINAGRABA EL VINO

 
Había, en el Reino de Song, un tabernero cuyo vino era excelente. No engañaba en la cantidad, era cortés con sus clientes y su enseña pendía en el lugar más visible. Sin embargo, no podía vender su vino, que llegaba a hacerse ácido. Preguntó a Yang Qian, un anciano a quien conocía bien, cuál sería la explicación.
         - ¿Es bravo su perro? – inquirió Yang Qian.
         - Sí, en verdad lo es – contestó el tabernero –. ¿Pero qué relación tiene eso con el hecho de que mi vino no se venda?
         - La gente teme a su perro. Cuando mandan a un niño con dinero y un jarro a comprar vino, el perro sale a su encuentro, a morderle. Esto es lo que avinagra su vino y la razón por la que no lo vende.

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