Yang Shuxian, mandarín natural de Meizhou,
contó la siguiente historia: «Un perfecto recién llegado a su cargo ofreció un
gran banquete a los notables de la ciudad. En medio de los vinos y del
regocijo, un cantor saludó en estos términos al recién llegado:
- Al antiguo magistrado uno nuevo lo
reemplaza, a la estrella de la desgracia, una estrella de felicidad la sucede.»
Al oírse llamar “estrella de
felicidad”, nuestro prefecto, lleno de júbilo, se apresuró en preguntarle al
cantor:
- ¿Quién es el autor de esos versos?
- Es tradición la de cantar de esta
manera después de la partida de un prefecto y a la llegada de su sucesor. A
todos los saludamos con esa misma canción – contestó el cantor.
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