Había una vez un
hombre que robaba cada día un pollo a sus vecinos.
- Es malo robar – le advirtió alguien.
- Voy a enmendarme – prometió el
ladrón de pollos –. Robaré un pollo al mes, desde ahora; y ninguno desde el
próximo año.
Si él sabía que estaba cometiendo una
mala acción debió haberse corregido de inmediato, ¿por qué esperar otro año?
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