
El juego de damas
es un arte menor, pero aun siendo así, hay que concentrar toda la atención al
aprenderlo. Qiu, el mejor jugador de damas del país,
tenía dos discípulos. Uno de ellos seguía con plena atención lo que Qiu decía, mientras el otro, aunque también escuchaba al
maestro, no hacía más que pensar en los cisnes del cielo y ansiaba tomar su
arco y su flecha para cazarlos. Por eso no aprendió tanto como el otro. No
porque fuese menos inteligente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario