Era costumbre en Handan cazar palomas para regalarlas al príncipe el día de
Año Nuevo. Esto agradaba tanto al soberano que repartía valiosas recompensas.
Alguien le preguntó la razón de esta costumbre.
- El día de Año Nuevo dejo las palomas
en libertad para demostrar mi bondad – contestó el príncipe.
- Como sus súbditos saben que Ud. necesita palomas para libertarlas, todos se dedican a
cazarlas – comentó el otro –. Y el resultado es que al cazarlas, mueren muchas.
Si Ud. realmente quiere salvarlas, es mejor que
prohíba su caza. Tal como están las cosas, Ud. las
caza para libertarlas y su bondad no puede reparar el daño que ocasiona.
El príncipe asintió.
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