lunes, 11 de mayo de 2015

EL SUEÑO DE LA MARIPOSA.


En un principio estaba la mariposa.
Ella volaba libre por límites infinitos de una tierra que a lo mejor existió. No le preocupaba su creador, ni siquiera su existir… solo se interesaba en el plemear de sus alas, su único movimiento favorito de un repertorio escaso. Volaba y volaba, ciega y sorda a los estímulos externos.

Hasta que un ala se desgastó y la mariposa cayó.

Cayó en un agujero más dentro del gran agujero que sobrevolaba. Lleno el agujero. Vacío aquel otro. Nunca cesaba su caída. Tras un tiempo de descenso estresante decidió dormir para que el tiempo asesinado se fuera deprimido de su sopor nocivo. Tras siete intentos fallidos se durmió con la paz falsa de algo innombrable y soñó con nosotros.

Soñó con nuestra humanidad… empezó como un escenario aburrido, falto de todo caos y con un orden no establecido (un oxímoron obligatorio que se destruía en su propia existencia paradójica) pero después el sueño comenzó a definirse, a sustraerse poco a poco de su primera fase existencial, sumergiéndose en una segunda etapa cohibida de sinergias, ahogada de ideas que florecían lenta y calmadamente de los estertores de la nada moribunda. Finalmente la mariposa soñó con el nacimiento instantáneo de muchos seres que se denominaron humanos.

Los vio correr a través de los campos que antes había soñado (en el principio de ese sueño que ya había durado demasiado), los vio modificar los espacios que se habían formado con tanto trabajo inconsciente y destrucción consciente. El terreno de su sueño sólido y voraz se quedaba solamente hambriento y arrepentido de albergar su propio motor de existencia y se unía a los pensamientos de la mariposa comprendiendo lo etéreo de ese existir que ya había durado demasiado.

Pero esa humanidad pensaba diferente, se paseaban felices por los resquicios del pensamiento de la mariposa. Le ponían diferentes nombres a los cuales rezaban, le levantaban monumentos y templos, inocentes se quejaban y anhelaban (sin saberlo) que el sueño nunca termine, querían seguir jugando con los terrenos del sueño, querían visitar otros pensamientos y otros sueños para alargar (todavía sin saberlo) los dominios que habitaban, extender su parte en la existencia de la mariposa.

Entonces la mariposa notó que su sueño no acababa. Resignada se sumergió cuasi-apaciguada en la espera del fondo del agujero, el cual llegaría y la destruiría junto a su sueño.

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