Como Xi Shi, la famosa belleza, sufría
del corazón, a menudo fruncía el entrecejo a la vista de los vecinos.
En el mismo pueblo, una niña fea la
vio, y creyendo que aquel gesto era encantador, cruzaba sus manos sobre el
pecho y fruncía el entrecejo ante todo el mundo. Pero, al verla, el rico atrancaba
sus puertas y no volvía a salir; el pobre huía llevándose a su mujer y a sus
hijos.
¡Pobrecilla! Podía admirar el ceño de Xi Shi, pero no sabía por qué era
hermosa.
Gracias. Llevaba mucho tiempo buscando este relato. Me gustaría saber dónde lo encontró.
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